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𝐀𝐑𝐀𝐍̃𝐀𝐒 𝐘 𝐌𝐀𝐑𝐈𝐏𝐎𝐒𝐀𝐒

Otto llegó a Rocadragón, siendo permitido el paso por Rhaenyra y Daemon. Ambos se encontraron en el majestuoso puente de piedra que conectaba con la imponente fortaleza.

-Vengo en representación de los nuevos reyes de Poniente -anunció Otto .

Daemon, siempre desconfiado, respondió desenvainando su espada, un gesto que reflejaba su naturaleza irascible e impulsiva.

-¿No recordamos haberte mandado, Otto? -inquirió Daemon, con un destello desafiante en sus ojos violetas.

Rhaenyra, buscando la prudencia y la resolución pacífica, intervino -Daemon, guarda tu espada. Escuchemos lo que Otto tiene que decir -aconsejó, tratando de mantener la calma y abrir un espacio para la negociación.Daemon guardó su espada.

Otto, ante la tensión en el aire, respiró profundamente antes de continuar, entregó la carta de los nuevos reyes a Rhaenyra, quien la recibió con curiosidad pero también con una pizca de desconfianza. Junto a ella, Daemon observaba con atención, su mirada violeta recorriendo cada palabra con un toque de escepticismo.

Rhaenyra abrió la carta y comenzó a leer en voz alta, dejando que las palabras resonaran en la sala, aunque el tono del mensaje no parecía haber disipado la tensión en el ambiente. Daemon negó con la cabeza, expresando su desacuerdo con lo que había leído.

-Alicent te manda esto-anunció Otto, extendiendo una hoja doblada que parecía provenir de las páginas de un libro. Rhaenyra tomó el papel entre sus dedos con precaución, sus ojos escudriñando cada parte de la hoja-Quieren que les de mi corona...-

-Pueden llegar a un acuerdo, ellos gobernaran la mitad y ustedes la otra mitad del reino, pueden casar a alguno de sus hijos menores y ... legítimos con alguno de los muchos vástagos que estoy seguro que tendrán mi nieto y su esposa - Otto, con una expresión diplomática, intentó persuadir a los Targaryen de llegar a un acuerdo compartido. Sus palabras fluyeron con la intención de suavizar las tensiones y propiciar un escenario de coexistencia. Sin embargo, la propuesta de dividir el reino y la sugerencia de matrimonios entre generaciones futuras resonaron de manera peculiar en el ambiente tenso.

Daemon, con su característico tono sarcástico, hizo eco de la incredulidad ante la propuesta de compartir el trono con los recién llegados. Preguntó directamente sobre la percepción de Vanessa respecto a esta negociación, y señaló con ironía la magnitud del trato que Otto estaba intentando sellar.

-¿Vanessa está al tanto de lo que usted está proponiendo?- inquirió Daemon, su tono revelando una mezcla de escepticismo y humor-¿Sabe que está negociando la mitad del reino?- añadió, planteando interrogantes incisivos sobre las implicaciones de la propuesta de Otto.

-No ...obstante por el bien del reino, les ofrezco este tratado- concluyó Otto, manteniendo una compostura serena mientras esperaba la respuesta de los Targaryen.

Daemon dirigió una mirada firme a Rhaenyra, transmitiéndole sin palabras que ni siquiera considerara la oferta. Otto, captando la resistencia en el aire, suspiró y posó su atención en Daemon. Otto le hizo una seña a uno de sus guardias.En un movimiento preciso, el guardia entregó a Daemon una caja de madera. El líder de los Targaryen observó con desdén el objeto, sin apresurarse a abrirla de inmediato. La tensión en el ambiente creció, como una danza sutil entre la curiosidad y la desconfianza.

-Vanessa tiene un mensaje para usted, Daemon- sugirió Otto.

Daemon, manteniendo su expresión imperturbable, finalmente decidió abrir la caja para descubrir el contenido que Vanessa había enviado como parte de su mensaje.

De Fuego y Cenizas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora