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𝐒𝐓𝐎𝐑𝐌 𝐑𝐀𝐕𝐄𝐍𝐒

Vanessa había estado buscando a Rhaenys por los intrincados pasillos de la fortaleza. . Finalmente, encontró a Rhaenys y con falsa  alegría la abrazo.

—Debemos irnos Vanessa— dijo Rhaenys —¿Te hicieron algo ?—

—No, por suerte pude escapar cuando los guardias me estaban llevando —

Rápidamente se dieron cuenta de que estaban rodeadas de guardias que, en lugar de escoltarlas, las estaban acorralando. Vanessa y Rhaenys intentaron huir, pero en el caos que siguió, Vanessa fue empujada contra la pared y se golpeó la cabeza contra un muro. La visión se volvió borrosa, y después, todo se volvió negro.

Cuando Vanessa recuperó el conocimiento, se encontraba en una balsa que se mecía con las suaves olas del mar. Erryk Cargyll, un leal guardia de Rhaenyra, estaba a su lado, preocupado. Delante de ellos, en el horizonte, apareció un barco. Vanessa parpadeó, tratando de comprender lo que estaba sucediendo.A medida que el barco se acercaba, Vanessa reconoció a Lucerys Velaryon, quien estaba de pie en la cubierta principal. Sus ojos se encontraron, y Vanessa sintió una mezcla de emociones que no sabía cómo procesar ninguna de ellas buena.

—Vanessa —dijo Lucerys con preocupación mientras la balsa se acercaba al barco— ¿estás bien?—

Vanessa asintió débilmente, todavía un poco desorientada por el golpe en la cabeza.

—Te tenemos a salvo —añadió Lucerys— Ven conmigo.

La balsa se acercó al barco y, con la ayuda de Erryk y Lucerys, Vanessa subió a la embarcación más grande. Se encontraba en manos de el Velaryon.

—Mi principe, se avecina una tormenta — dijo un hombre de la tripulación.

La tormenta que se desató pocos minutos después derepente en el Mar Angosto coincidió con la confusión y el desasosiego que atormentaban a Vanessa. Las nubes se juntaron en el cielo, oscureciendo la luz del sol y dando paso a un espectáculo de furia natural. El viento soplaba con ferocidad, agitando las olas que crecían con cada momento que pasaba.La lluvia caía en torrentes, empapando a Vanessa y a todos a bordo. La marea, una vez calmada y serena, se había vuelto brava y tumultuosa, como si la misma naturaleza expresara el caos y la incertidumbre que sentía Vanessa.Las ráfagas de viento hacían que la balsa y el barco se balancearan violentamente. Vanessa luchaba por mantenerse en pie, el agua salada y la lluvia empapaban sus ropas, mientras su cabello, ya desaliñado por el tiempo en Driftmark, se enredaba aún más con cada ráfaga de viento.

Era como si la tormenta reflejara su estado emocional. Anhelaba regresar a Desembarco del Rey. La seguridad y la comodidad de la fortaleza roja parecían un refugio lejano nuevamente y esquivo en ese momento de agitación.La intensidad de la tormenta se incrementaba con cada segundo, y Vanessa se aferraba a las barandas del barco, pensando en el futuro incierto que le aguardaba. La marea de emociones dentro de su corazón, al igual que la marea en el mar, se volvía cada vez más tumultuosa, dejándola con una sensación de vulnerabilidad en medio de la furia de la naturaleza.

Rhaenys se acercó a Vanessa, con una expresión de angustia en su rostro

—Creo que me equivoque contigo — Empezó a hablar —Ahora todo estará bien, te casaras con mi nieto Lucerys, serás su señora y tu primogénito será el señor de las tierras un día, tendrás una buena vida en Driftmark te trataran mejor— Vanessa la escuchaba, pero sus palabras caían en oídos sordos. Su mente estaba atrapada en la visión que había tenido, una visión que la atormentaba.

Lo que Rhaenys le decía la atormento y enfureció más.

El barco chocó contra una piedra y el agua comenzó a inundar el navío, la visión regresó con fuerza. Vanessa recordó claramente cómo todo se tornaba oscuro y agitado, cómo el barco se hundía y ella luchaba por sobrevivir. En ese instante, no pudo evitar pensar que su destino estaba siendo guiado por fuerzas más allá de su control.

De Fuego y Cenizas Where stories live. Discover now