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𝐁𝐄𝐀𝐔𝐓𝐘 𝐀𝐍𝐃 𝐓𝐇𝐄 𝐁𝐄𝐀𝐒𝐓

Habían pasado unas cuantas horas desde que todos estuvieron reunidos en el salón del trono. Ahora la mayoría yacía en su habitación entre los que no estaban en sus respectivas alcobas eta Aemond el cual estaba fuera de la habitación de Daeron, cuando el menor de los hijos de Alicent salió Aemond se dirigió a su hermano.

Aemond, detuvo a su hermano Daeron mientras se dirigía a a quien sabe donde, lo mas probable es que estuviera yendo donde su madre o hermana mayor a saludar ya que no las habia visto hace bastantes años. Aemond agarró con firmeza el cuello de la camisa de Daeron y, sin decir una palabra, lo condujo a una habitación apartada donde podrían hablar en privado.

Una vez dentro de la habitación, Aemond soltó a Daeron y cerró la puerta detrás de ellos. La tensión en la habitación era notable, y los ojos de Aemond buscaban respuestas mientras miraba a su hermano menor.

—Daeron— comenzó Aemond con una voz rica en seriedad—necesito que me expliques por qué pediste la mano de Vanessa—Sus palabras eran directas y sin rodeos, reflejando la confusión y la preocupación que sentía. La situación había sido inusual y desconcertante, y Aemond necesitaba entender las motivaciones detrás de la propuesta de su hermano.

Daeron, por su parte, se encontraba visiblemente incómodo ante la mirada penetrante de Aemond. Tomó un respiro profundo antes de responder—Hermano, lo hice porque pensé que era lo mejor para Vanessa, y también porque creo que podría ofrecerle un futuro estable—

La risa de Aemond resonó en la habitación cuando escuchó a Daeron afirmar que podía ofrecerle a Vanessa un futuro estable. Era una risa cargada de incredulidad y sarcasmo, que dejó en claro que Aemond no compartía esa opinión.

—¿Un futuro estable?—replicó Aemond, con una ceja alzada y una sonrisa irónica en los labios—Hermano, eres el tercer hijo varón de nuestro padre, ¿qué futuro estable puedes ofrecerle a Vanessa?—Sus palabras estaban llenas de un realismo crudo, y era evidente que el no veía a Daeron como la mejor opción para Vanessa.

Daeron, sin embargo, respondió sarcásticamente con una pregunta retórica. —Oh, ¿acaso crees que eres más digno que yo?—La tensión en la habitación creció.

Aemond, sorprendido por la respuesta sarcástica de Daeron, se quedó sin palabras por un momento. Sabía que había una verdad incómoda en las palabras de su hermano, y la revelación lo dejó momentáneamente sin capacidad de respuesta. El amor secreto que sentía por Vanessa era un conflicto interno que aún no había resuelto por completo, y las palabras de Daeron habían tocado una fibra sensible en su corazón.

—¿Es acaso que te gusta Vanessa?— dijo Daeron en broma —Te entendería hermano, es una mujer divina, su belleza es irreal — Daeron no sabía que su intento de bromear con su hermano se saldría de control — Podrías ir a por ella, dragón —

Aemond, visiblemente molesto por la insinuación de Daeron, se tornó algo pasivo-agresivo. Con un movimiento rápido y decidido, se quitó el parche del ojo, revelando su prótesis de gema azul que centelleaba de manera impresionante.
Con un movimiento lo empujo a la pared colocando una mano en el pecho de su hermano de forma violenta , lo miró a los ojos con una intensidad que denotaba su enojo—No vuelvas a insinuar algo así— advirtió Aemond en un tono áspero—¿Cómo se te ocurre que Vanessa y yo podríamos tener algo? Ella está muy lejos de estar interesada en cualquiera de nosotros dos—

Las palabras de Aemond eran un recordatorio contundente de la distancia que existía entre Vanessa y ellos, así como de la improbabilidad de que alguno de los hermanos tuviera una oportunidad con ella.

De Fuego y Cenizas Where stories live. Discover now