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𝐁𝐔𝐆𝐀𝐌𝐁𝐈𝐋𝐈𝐀

A los diez años de edad, Vanessa habia florecido en una joven llena de vida y personalidad. Su cabello castaño ahora caia en rizos graciosos que enmarcan su rostro que parecia haber sido pintado por el mejor artista o por los mismos dioses. Su mirada violeta seguia siendo tan brillante como años atrás.El paso de los años habia moldeado su piel suave en una complexión saludable y radiante, como el brillo del sol sobre la fresca hierba de primavera. Su sonrisa era luminosa y contagiosa, iluminando cualquier habitación en la que se encontraba.Su ropa refleja su personalidad en constante crecimiento. Preferia vestir colores celestes, color representativo de la casa de su futuro esposo. Aunque aveces se cansaba de aquel celeste nunca le habían gustado los colores tan claros, era más de fuertes como el morado.

Vanessa, se había convertido en un ejemplo de elegancia y gracia en la Corte de la Fortaleza Roja. Siguiendo al pie de la letra todas las normas y protocolos,  demostrando ser una joven de profundo respeto por las tradiciones y valores de su linaje. Cosa que había llamado la atención de la reina Alicent la cual veía a la pequeña niña como un ser de luz que sería corrompido por Rhaenyra que para ella representaba todo lo contrario a normas.
Su aplicación en los estudios era destacable. Dedicaba horas incansables a su educación, mostrando una sed insaciable de conocimiento. Era una hábil lectora y escritora, capaz de desenvolverse con fluidez en múltiples lenguajes, y su elocuencia en la oratoria es una delicia para aquellos que tenian el privilegio de escucharla. Le encantaba leer sobre política y estrategias aunque no hablaba de esto en público, no era apropiado en una dama saber tanto de esos temas, así que en público hablaba de temas vanales y elogiaba cada comentario de los hombres que intentaban explicarle algo aunque ella supiera de sobra y su explicación esté mal planteada y carezca de sentido. Sabía morderse la lengua y asentir. Una estrategia que la llevaría lejos, hacerse la tonta.

Vanessa es una imagen de feminidad y gracia. Cada movimiento suyo era como una danza suave y delicada, como si una flor habitara y danzara dentro de la Fortaleza Roja.

Cuando participaba en eventos de la Corte, Vanessa se convertia en el centro de atención, no solo por su belleza física, sino por su encanto y carisma. Era capaz de tejer conversaciones fascinantes sobre una amplia gama de temas, desde poesía hasta historia, aunque como se mencionó sabia de mas y solo un par de personas la escuchaban hablar de esto, su padre cuando se dignaba a visitarla, el rey que gozaba escuchar a su sobrina y Aemond el cual amaba debatir sobre filosofía con ella.

En la fortaleza estaba prohibido hablar sobre la muerte de Rhea, era un secreto que todos guardaban para que Vanessa no se enterara.La niña escribía diariamente cartas a su madre, se las daba al rey el cual las guardaba y se las entregaba a Daemon el cual enviaba cartas no escritas por el, escritas por Laena ya que el no tenia el don de la sensibilidad que solo una madre podría tener, Vanessa no dudaba de la veracidad de las cartas recibidas aunque en todas le preguntaba cuando la volvería a ver , se preguntaba si ella estaría el día de su boda arreglando torpemente su vestido o jalando sus cabellos cuando intentaba peinarla.

—Sostenlo con fuerza — dijo Vanessa mientras movía una cuchara de madera dentro del gran tazón que sujetaba Aemond.

—Nessy, pudiste decirle a los cocineros que hicieran el pastel — se quejo Aemond el cual como el más fiel can hacia todo lo que Vanessa pidiera sin chistar.

Para Vanessa Aemond era su mejor amigo, lo consideraba así ya que un amigo para ella era bien una persona intelectualmente estimulante u otra persona que podría brindarle algún tipo de beneficio. La única excepción a la regla era Helaena, ella era su amiga sin ningún tipo de interés de por medio, aunque no hablaba muy frecuente con ella porque estaba inmersa en sus pensamientos o balbuceaba palabras que para ella no tenía sentidos, cuando su prima estaba cuerda disfrutaba caminar con ella por los jardines.

De Fuego y Cenizas Where stories live. Discover now