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𝐌𝐀𝐑𝐓𝐄𝐋𝐋

El sol del mediodía bañaba los muros de la Fortaleza Roja, creando reflejos dorados en sus imponentes torres y torreones. El castillo estaba en plena actividad, ya que se avecinaba un evento crucial para el reino. El Príncipe de Dorne estaba en camino, y la realeza y la corte se esmeraban en preparar el recibimiento adecuado.
Habían pasado tres días desde el suicidio de Rose, pero la vida en la fortaleza debía de seguir como era habitual.

Viserys, esperaba ansiosamente este encuentro. Había oído rumores de que el Príncipe de Dorne estaba en busca de una esposa, y tenía la esperanza de que su querida sobrina Rhaena pudiera ganarse su corazón puesto los rumores de la virtud de Rhaena se estaban haciendo de sonar.

Los pasillos del castillo estaban decorados con estandartes de colores brillantes, que representaban tanto a los Targaryen como a los Martell de Dorne. Se habían preparado banquetes y festividades, y los músicos ensayaban sus melodías para el gran evento. Las damas de la corte, incluyendo a Rhaena, se afanaban en elegir sus vestidos más deslumbrantes.
Rhaena llevaba un vestido que resaltaba su cabello dorado y sus ojos azules como el cielo de verano. Aunque se mostraba emocionada por la llegada del Príncipe de Dorne, en su mirada también se veía cierta preocupación. Estaba decidida a causar una buena impresión, no solo por el deseo de su tío, sino por su propio anhelo de encontrar el amor verdadero.

Vanessa se encontraba en su habitación, rodeada de una suave luz dorada que emanaba de las velas perfumadas que adornaban su tocador. La ocasión lo requería.Su vestido era una obra maestra de la alta costura. De un color morado profundo, el vestido estaba adornado con detalles intrincados de encaje dorado que resaltaban su figura esbelta. La tela sedosa caía en pliegues suaves alrededor de su cuerpo, creando una silueta de ensueño. El escote, adornado con pedrería y perlas, revelaba de manera sutil pero seductora su escote y hombros. Vanessa sabía que esta elección de vestuario no solo era elegante, sino también estratégica.
Sus joyas eran igualmente impresionantes. Un collar de diamantes morados rodeaba su cuello, centelleando con cada movimiento que hacía. Pendientes de perlas moradas colgaban de sus orejas, y un brazalete a juego adornaba su muñeca. Las joyas eran una extensión de su belleza natural y realzaban su radiante presencia.

El cabello de Vanessa, largo y brillante, fue cuidadosamente peinado y recogido en un elegante moño en la nuca. Algunos mechones caían suavemente enmarcando su rostro, acentuando su belleza natural. Un tocado de plumas y diamantes morados adornaba su peinado, añadiendo un toque de sofisticación y misterio.
El aroma de su perfume, una fragancia de flores exóticas y especias, llenaba la habitación, dejando una estela inolvidable a su paso de entre todas las flores de su perfume destacaban las bugambilias.

Vanessa intentó abrir la puerta de su habitación, pero se encontró con la sorpresa de que estaba cerrada con llave desde fuera. En lugar de entrar en pánico, una sutil sonrisa se dibujó en sus labios mientras mantenía la calma. Había sido una de sus hermanas o en su defecto la abuela de estas, ¿tenía miedo que ella le robara al príncipe dorniense?

Con dos pines de cabello hábilmente utilizados como ganzúas, logró abrir la puerta como si estuviera resolviendo un rompecabezas.Al salir al pasillo, notó que los corredores estaban desiertos, lo que parecía extraño pero no le preocupaba. Con paso decidido, se dirigió hacia un guardia que patrullaba por allí.

—Buenas tardes. ¿Puede decirme dónde se encuentra la familia real?—

El guardia la miró con respeto —Mi princesa, la familia real se encuentra en el campo de entrenamiento en una demostración de batalla entre Ser Criston y Aemond Targaryen. Luego, tienen la intención de llevar al príncipe de Dorne a conocer los demás espacios —

De Fuego y Cenizas Where stories live. Discover now