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𝐋𝐀 𝐁𝐎𝐃𝐀 𝐆𝐑𝐈𝐒

Con cuidado meticuloso, se deslizó en un hermoso vestido de seda celeste, cuya tela se ajustaba a su figura con una elegancia innegable. El vestido fluía suavemente como las aguas de un arroyo tranquilo.
Para completar su atuendo, seleccionó un collar de gemas verde agua, cuyos tonos hacían eco del verdor de los jardines de la fortaleza. Las piedras brillaban con un resplandor sutil, acentuando su delicada belleza.Luego, Vanessa se acercó al espejo y comenzó a peinar su cabello con una diadema de trenzas meticulosamente tejidas. Las trenzas se entrelazaban como enredaderas de una enredadera, dándole un aspecto de nobleza y gracia. Cada hebra de cabello parecía cuidadosamente colocada, como pétalos en una flor.Finalmente, Vanessa tomó un frasco de perfume con aroma a flores. Aquel perfume, meticulosamente seleccionado, estaba compuesto por esencias de violetas y lirios, flores que emanaban una fragancia dulce y etérea. Rocío un par de gotas sobre su cuello y muñecas, llenando la habitación con una fragancia celestial que la rodeaba como un aura de elegancia.Con cada detalle meticulosamente atendido, Vanessa estaba lista para encontrarse con Jacaerys.

Mientras Vanessa se encontraba en su habitación, finalizando los toques finales de su atuendo, se escuchó un suave golpe en la puerta. Al girar hacia la entrada, vio a Jacaerys Velaryon.El pequeño de 11 años habia sido vestido perfectamente para la ocasión por su madre y esta le habia dicho específicamente que hacer, extendió una mano para que Vanessa la tomara y la joven lo hizo .Con gracia y delicadeza, Vanessa se unió a Jacaerys mientras ambos se dirigían hacia los exuberantes jardines.

Mientras caminaba junto a Jacaerys por los hermosos jardines, Vanessa no podía evitar que sus pensamientos vagaran por terrenos menos encantadores. A pesar de la apariencia de cortesía y gracia en su rostro, en su mente la conversación comenzaba a parecer monótona y aburrida.
Cada palabra que Jacaerys pronunciaba, cada historia que compartía, Vanessa sentía que ya lo sabía todo. Sin embargo, consciente de la importancia de la ocasión y de sus propios objetivos, fingía un interés genuino en sus palabras. Su mirada reflejaba admiración mientras él hablaba, pero su mente estaba ocupada con pensamientos menos nobles.

"Manten la calma Nessa, que confunda las lilas con las bugambilias no es tan malo, acuérdate de las joyas que tiene incrustadas la corona de la reina"

Jacaerys no era un buen pretendiente por su personalidad o su conversación, sino por la corona de rey que llevaria. Ella anhelaba el poder y la influencia que la unión con él le proporcionaría, y estaba dispuesta a soportar las charlas tediosas y las falsas sonrisas con tal de alcanzar su objetivo.
Mientras continuaban su paseo por los jardines.

No había halagado su vestido en ningún momento ni las joyas que se había puesto, era un niño y era normal que aún no quisiera nada con una mujer, quería jugar, el a diferencia de Vanessa aun seguía jugando con sus dragones de madera y no pensaba en tener herederos, faltaba mucho y esperaba que nunca tener que traer la corona ya que implicaría que su madre falleciera.

—Jacaerys—lo llamo Lucerys el cual venia corriendo — Juguemos, padre nos trajo nuevos juguetes — dijo el menor y antes que ella pueda decir algo Jacaerys se había ido corriendo.

En vez de estar molesta ella estaba más que contenta, no más charlas estúpidas, quería ir a seguir bordando el manto que la cubriria cuando se entregará a Jacaerys en su boda, tenía pequeñas gemas y estaba siendo perfecto casi no le faltaba nada.

Por otra parte las telas del vestido que portátil Vanessa para el día de su boda habían llegado, era finas y elegantes, las modistas estaban ya haciendo el pequeño vestido de novia, en unos días se lo probarían para hacer los últimos detalles.

De Fuego y Cenizas Where stories live. Discover now