31. La pianista valtense sin historia.

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31.
LA PIANISTA VALTENSE
SIN HISTORIA.
𖤓ཻུ

FENNELLA.

Una noche, después de muchas, volví a soñar con Alister.

El siguiente día me lo pasé desanimada, pese a mis intentos de luchar contra el horror, cada vez que dejaba a mi mente deambular me llevaba otra vez a los ojos ámbar de Alister fundidos en desesperación.

Y solo el recordarlo me desgarraba con la amenaza de que nunca más lo vería. En la caída de la noche dolía tanto que apenas podía respirar y no me quedaba más que pasar las horas oscuras en vigilia, lo que repercutía en el día y mi mal humor.

Una de las noches, la madame Petra Venar me llamó para que me uniera con ella en su estudio.

El resto de artistas ya estaban abandonando el comedor común, entre ellos nosotras, cuando Mirra entornó sus ojos, luego detuvo sus pasos, Aella se marchó, evitando mirarme.

Entonces seguí al criado hasta el estudio de la madame Petra Venar, él abandonó la habitación luego de que entré.

La madame estaba sentada junto a la chimenea, la luz cálida del fuego cincelaba sombras en su rostro, dándole una dureza pétrea a sus facciones pese a su edad.

──¿Usted me llamó?

──Por eso estás aquí ──señaló la silla junto a ella.

Frente a la madame se encontraba una pila de libros con títulos en el idioma antiguo, todos recubiertos de piel y cuero, con grabados de plata y oro, una colección bastante valiosa.

Madame Venar aceptó darme clases a cambio de que abandonara mi rostro de alma en pena.

──Una mente cansada duerme, no importa que tan fuertes sean sus demonios ──me dijo esa noche, pero no me explicó por qué razón me eligió para sus clases.

No era extraño que las señoras de rango fueran mentoras o tomaran aprendices, pero sí lo era que la elegida fuera una joven de tan dudosa reputación.

El prestigio lo era todo en Valtaria.

Ella no hizo mención sobre eso, y yo tampoco lo saqué a relucir, no la primera noche, ni las siguientes.

Las clases se habían vuelto un ritual que muy pronto me encontré añorando, incluso comía más rápido o llevaba un tentempié ligero para llegar más temprano a las reuniones.

Y la primera lección había sido dejar de llamarle magia a la sinergia.

──No es parte de cuentos de hadas ni mucho menos ──me retó──. La sinergia, es el manejo de energías y es una ciencia tan válida y mucho más peligrosa que cualquier otra. La magia es algo que se inventa la gente. Olvídalo.

Sospechaba que lo que me decía era básico aun para los chicos que comenzaban a aprender en la Casa del Saber, pero como al fin había accedido a tomarme como discípula no la cuestioné.

Quería saber todo lo que ella sabía y cómo lograba leer el futuro a los demás, pero cuando se lo dije solo bastó una mirada para entender que el estudio no iba por ahí.

──¿Te lo vas a tomar en serio?

──¿Qué es más serio que conocer tu futuro? ──respondí.

──Descifrarlo y entenderlo.

Ese tipo de frases ambiguas me tiraba cuando entrábamos en terreno que no quería cruzar. Por lo general, yo insistía un rato más hasta cansarme y volver a la zona segura.
Era una mujer terca cuando se trataba de ideales. Me recordaba a Démester.

Los Pecados que Pagan las BestiasWhere stories live. Discover now