26. Presagio de victoria.

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Presagio de victoria.
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KAISER

Oí el llamado de la naturaleza, los bosques vivos susurrando, reclamando mi nombre, el prado blanco se extendía inmenso ante mí, podía ver la caravana alejarse con Killian y Kalena a la cabeza.

Las primeras filas como motas esparcidas sobre los caminos cubiertos de escarcha.

Exhalé la rabia, la impotencia, debajo de mi piel ardía un instinto de caza, las ganas de liberarse y rendirse al salvajismo.

Era noche de luna llena, era en noches como esta donde mis compañeros y yo, lacayos de la legión bantier, éramos utilizados como perros de caza.

Nos lanzaban al frente para arrasar con pueblos enteros, aprovechando el estado de adrenalina febril en la que nos sumía las noches de luna, cuando lo único a lo que respondíamos eran los instintos de una bestia.

Al otro día no éramos más que la vergüenza de nuestra tropa, despojados de toda ropa y dignidad, cubiertos de la sangre de víctimas que no reconocíamos.

Así nos habían usado y así prometí que no dejaría que lo hicieran otra vez, ni a mí ni a mis hombres, bajo ningún ideal.

Espoleé el caballo hasta que alcanzó al príncipe de Kanver.
Bajé justo a sus pies, Blak rodeó el caballo negro, el felino en guardia.

──Ya hablaste con ella ──notó con voz monótona.

──Imagino que tú también, no te perderías sus últimas palabras.

El semblante de Killian se ensombreció, la siraytza observó la escena desde la lejanía, montada en su yegua blanca.

Bien, esto era algo que debía saber.

──Por fin eres el último de los Vaetro.

──No lo entiendes, Heletrar, y no preciso que lo hagas, ella es de mi sangre, mi familia…

──Así que la mandas a morir ──le corté con rabia.

Blak se agazapó en mi dirección.

──Ella es una Vaetro, sabe lo que hace, y no vas a venir a decir qué es lo mejor para mi hermana, ella es parte de mi sangre, venimos de los pueblos originarios de las tierras de Kanver y tú…

──¿Y yo qué? Soy de la sangre del Cuervo, eso quieres decir, no confías en mí ──ladré con rabia──. Habla, Vaetro.

──Discutiremos cuando estés más calmado.

──Sabía que habría problemas con ustedes desde el día que llegaron a mi castillo llenos de odio y rencor, no conocen cómo se juegan las guerras entre los señores ──Ya estaba muy harto como para siquiera discutir──. ¿Permitirás que ese odio se lleve a la última familia que te queda? ¿La dejarás a su suerte? ¿Ese es el honor que te enseñaron tus ancestros?

Killian se mostró imperturbable en todo momento, tanto como el felino negro erguido a sus pies.

──No vinimos aquí por paz, Heletrar, vamos a vengar a nuestra familia, se derramará la sangre que deba ser derramada y si para cuando eso suceda no queda un Vaetro en Puerto Kanver, entonces seremos los últimos enterrados ahí también.

──Ustedes dos van a ser los únicos que terminen con el apellido de su familia.

──No lo entenderás, Heletrar, el honor de ninguna familia puede ser negociado, ni siquiera con paz, ni siquiera con la vida de otro miembro.

Los Pecados que Pagan las BestiasWhere stories live. Discover now