Una joven aislada, un asesino misterioso y una aplicación atrapadora, serán las principales piezas que crearan una historia llena de mentiras. Donde los que parecían inocentes eran los cómplices de la desgracia.
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◇__ ¿Te conozco o no te conozco?__◇
¿Alguna vez han sentido como quisieras que la tierra te tragara? ¿Cerrar los ojos y desaparecer de ese momento? ¿Retroceder el tiempo y evitar que eso hubiera sucedido?
Huir.
Eso es lo que muchos quisiéramos. Huir.
Escapar de la mala suerte que te ofrece la vida, borrar esa tragedia y que nunca hubiera sucedido, evitar que ese acontecimiento le hubiera dado un giro completo a tu vida o que nunca hubieras tenido que ver a esa persona.
Eso quiero en este momento.
Huir.
El tipo de quién he heredado los ojos esmeralda, está de pie frente a mi. No ha cambiado tanto, solo que se ha dejado crecer un poco de barba, esa es la única diferencia desde la última vez que lo vi.
Mejor no hubiera ido a verlo ese día.
Lo complicado es que su atención está fija en mí, pues yo soy su hija, hubiera sido mejor si mis hermanos y yo fuésemos hijos del mismo hombre, así no estaría lidiando con esto yo sola. Aunque ellos me ofrecieran su compañía y apoyo, no era lo mismo, no sentían lo que yo estaba batallando.
Hubiera sido mejor si nuestra madre fuera sido una mujer que supiera recomendarles a sus parejas un condón o ella supiera lo que son pastillas anticonceptivas. No es nada del otro mundo. Hasta los niños saben de eso.
Pamela Blade, hija de un matrimonio dueño de una empresa de producción de café, el mejor café del mundo; hija única que decidió no hacerse cargo del negocio al descubrir que ese no era su sueño, para luego tirarse al mundo de la música y después a la fama. Ya no era famosa por ser hija de los mejores productores de café, si no que también lo era principalmente, por ser una gran artista con un rango vocal sorprendente.
Si, si. Todo muy bonito e inspirador en la parte de perseguir tus sueños, pero la cosa se puso diferente al tener tres hijos de tres hombres distintos, y tan seguidamente. Mis hermanos y yo no nos llevamos tanta diferencia de edad; Ehylan tiene veintiún años, Jenser veinte y yo diecinueve. Sus dos primeros amores eran hombres millonarios y de alto status social, sin embargo, el último salió todo lo contrario a los otros. Ya saben de quien hablo. De mi padre, el oficial Josh Faber, o a como veo, el prefecto Josh Faber.
Él es un hombre pobre, que se gana la vida con solo su salario de policía; pero que nunca se hizo cargo de mi, nunca me reconoció como su hija y no me dio su apellido. Después decidió casarse con una profesora de matemáticas que daba clases en un instituto e hizo una nueva familia. A mi mamá no le importó que no me diera dinero para mis gastos o que no me hubiera reconocido, pues ella tiene suficiente dinero para hasta nadar en él, pero a mi si me afectó saber eso, me sentía como la hija bastarda que nadie quería; rechazada, humillada y sobre todo sin una imagen paternal en quien apoyarme y guiarme.
