Una joven aislada, un asesino misterioso y una aplicación atrapadora, serán las principales piezas que crearan una historia llena de mentiras. Donde los que parecían inocentes eran los cómplices de la desgracia.
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Fecha de p...
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◇__Beso, trampa__◇
Llevo más de media hora esperando a que avance el tráfico de la carretera, un auto chocó la parte de atrás de otro coche y a pesar de no haber heridos, hubo daños materiales, pues el maletero quedó con grandes abolladuras, así que por ese motivo aún estoy atascada entre medio de un montón de autos con personas igual de desesperadas que intentan llegar lo más pronto posible a su destino.
Gracias al cielo el tráfico avanzó y mientas voy de camino recibo una llamada, descuelgo el móvil que está en el soporte para teléfonos y lo pongo en altavoz. Se trata de Harrison. Algo ha de querer.
—¿Qué quieres?—pregunto directamente.
—¿Vas a la tienda?—inquiere con voz perezosa.
—No. Iré a ver a un amigo.
—¿Lo conozco?
—No lo creo.
—Bueno, como sea—dice apático —. Quiero que me traigas un helado de Yogurt.
—Ya te dije que no voy a la tienda —repito con ganas de que esté en frente de mi para lanzarlo por la ventanilla del auto.
—No me importa. Tú tráemelo.
—Sigue soñando—cuelgo sin ganas de seguir hablando.
Conduzco hasta el edificio en dónde vive el pelirrojo, estaciono el vehículo y doy una mirada hacia la blanca estructura y así mismo bajo de mi auto. Pongo el seguro y guardo las llaves en mi abrigo junto con mi celular. Entro al edificio y me dirijo al ascensor, toco el botón esperando a que baje y al llegar las puertas se abren permitiéndome ver a Kristi y a su hija Yeimi. Ambas vienen tomadas de la mano y al verme me sonríen con emoción y sorpresa.
—¡Kaela!—chilla la niña con alegría y se suelta de su mamá para abrazarme por la cintura con sus pequeñas manitos. Río y también la rodeo con mis brazos.
—Hola—digo entre risas.
La pequeña se separa de mí con una amplia sonrisa. Sitúo mis ojos en los ojos celestes de la mujer quien me sonríe.
