CAPÍTULO 16

48 10 2
                                    

Dedicado a MonseArquieta
Gracias por tu apoyo 🫶🏻✨️

◇__¿Que el asesino te envíe tus flores favoritas? Creo que acepto__◇

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

◇__¿Que el asesino te envíe tus flores favoritas? Creo que acepto__◇

Tomo la silla que está en su tocador y la único frente a ella sentándome y cruzándome de piernas, donde mi tobillo derecho hace contacto con mi rodilla izquierda, como si fuera una mafiosa. Me cruzo se brazos. La mujer tiene un rostro indescifrable en estos momentos, es increíble como ocultó todo cuando nosotros como tontos tratamos de ayudarla, y ella en lo único que piensa es en su reputación y en lo que dirán las demás personas. Casi muere. ¡Casi muero yo! Y ella sencillamente procura como cuidar su fama y dinero, eso demuestra que yo no le importo; en fin, eso yo ya lo sabía, pero hay momentos en que duele recordarlo. Aún viendo como casi me mata porque estaba drogada, ella no pensó en eso y solo se fijó en su propio pellejo.

La observo hitamente.

—Te escucho—digo con inexpresividad.

Toma un respiro lento y relame sus labios preparándose para hablar.

—Hablaba con Stanley—pronuncia bajo. Espero a que siga hablando, pero al pasar aproximadamente unos cuatro segundos y no ha vuelto a hablar me desespero.

—Ajá ¿y que más? Eso no me sirve de nada.

Me hace mala cara y contínuo a eso baja un poco la mirada.

—Él y yo somos amantes.

No me inmuto. Eso no me sorprendería, a veces cuando llegaba a casa olía a perfume de hombre y tenía un semblante desarreglado como si hubiera corrido un maratón, el maquillaje impecable estaba un poco desordenado, no perfectamente limpio a como ella le gusta verse, y su cabello bien peinado tenía muchos mechones sueltos.

Al darse cuenta que no he reaccionado ante sus palabras me lanza una mirada desconcertada.

Arqueo una ceja.

—¿Qué? Eso a mi no me importa.—Desato mis piernas y me inclino hacia delante para estar más cerca de ella— Lo que quiero saber es todo lo que viste y recuerdas del club, y siento que hay algo más a lo que le temes además de que la prensa se dé cuenta de que te drogaron. —La señalo con mi dedo índice. Sus hombros se tensan— Yo sé que hay algo más. —Me arrecuesto al espaldar de la silla —Ahora dímelo. Basta de rodeos.


Me hace mala cara. No sé qué esperaba que dijera al respecto, yo sospechaba de ellos, se hacían ojitos y sonrisas traviesas, hasta se tocaban manos y distraídamente se ponían manos en el hombro o espalda. Hasta las ratas de la casa se daban cuenta de que algo pasaba entre ellos —de que sepa no hay ratas en la mansión—.

Deseo un Asesino Where stories live. Discover now