CAPÍTULO 8

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◇__Una complicidad ocultada__◇

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◇__Una complicidad ocultada__◇

Creo que me voy a desmayar ¿vale?

Parece una imaginación mía el que esté frente a mí el chico de ojos turquesa; o como ha dicho Vidal, Allen. La persona que había querido ver durante estos días, ahora se encuentra a tan solo dos metro delante de mí. Lleva puesta la misma ropa que en el funeral, su cabello castaño está un poco desordenado con algunos copos de nieve pegados en el; con las manos dentro de los bolsillo delanteros de su abrigo negro y una mirada inexpresiva, me mira desde su altura, haciendo que tenga que elevar los ojos y un poco la cabeza.

Ahora puedo apreciarlo con más claridad.

Sus ojos son preciosos. Cerca de su iris son un poco verdes. Tiene la mandíbula ligeramente marcada, y unas cejas rectas y pobladas, nariz firme y algo rojiza por el frío.

Pero que hermosa es la creación de Dios.

Trago saliva un poco incómoda.

Frunce las cejas al darse cuenta de que me he quedado viéndolo como una idiota hipnotizada.

-¿Se encuentra Vidal?- su voz suena profunda y jovial. Extrañamente me parece haberla oído antes, pero no sé en donde y ni cuando.

Carraspeo avergonzada por mi atrevimiento de haberlo visto embobada.

-Si. Está en la cocina- sorprendentemente logro hablar con firmeza y sin balbuceos. Eso es lo bueno, que en momentos incómodos logro fingir tener la calma y el control aunque por dentro sea un revoltijo de desastres.

El chico mira su reloj de muñeca antes de devolverla sus ojos en mi pequeño ser.

-¿Podrías llamarlo, por favor? Dile que Allen lo busca- comunica neutro.

-En un segundo- me alejo de la puerta y camino hacia la cocina donde en ese momento viene saliendo el pelirrojo con sus llaves en mano. Me mira y me mira desconcertado al ver mi rostro inquieto.

Pero no incomodidad de la mala, sino de la buena.

-¿Sucede algo?

-Allen te vino a buscar.

Hunde más el entrecejo y saca un poco el labio inferior.

-¿Allen?- inquiere para confirmar que oyó bien.

-Si. Allen.

Marcha hacia la puerta y yo voy detrás de él. Ambos chicos se miran. El castaño con expresión aburrida y el pelirrojo totalmente confundido.

Deseo un Asesino Où les histoires vivent. Découvrez maintenant