ℛ𝒜ℳℯ́

EN EL PRINCIPIÓ

ORÍS.

En el principio creó Dios los cielos y la tierra.

Génesis 1-1.

—¿Qué hubo antes del origen del principio?.

Todo al rededor se volvió vaporizante entre luz y oscuridad... entonces pude darme cuenta de que el reinicio había comenzado. Era una espectadora de lo que jamás pude presenciar y de lo que todo ser era parte. El vacío llegó y con él una inmensa vida en movimiento, no había nada más que esa vida, todo era neutralidad en el mismo caos. Era mucho más que majestuoso, mucho más que alguna lengua que pudiera existir en cualquier tiempo, realidad, mundo, dimensión o existencia pudieran explicar.

Permaneció así ... Al menos hasta que parte de esa vida empezó a emerger estruendos que descompusieron la forma natural en la que estaba. Esto fue cada vez más y más fuerte, no fue fácil y mucho menos rápido tratando de explicar en tiempo humano si es que eso fuera realmente posible. Los estruendos al ser cada vez más intensos fueron rompiendo la única vida existente hasta que esta fue dividida formando dos partes del vacío caótico.

Y dijo Dios: Sea la luz; y fue la luz.

Génesis 1-3.

Y vio Dios que la luz era buena; y separó Dios la luz de las tinieblas.

Génesis 1-4.

Una luz deslumbrante cubrió la parte de vida causante de la separación mientras que la otra parte aumentó su oscuridad despertando también. Las conciencias del principio y el fin habían despertado dando el origen de todo... de absolutamente todo. Después de la división no hubo nada más que un silencio abismal entre ambas vidas que antes formaban una sola, pero llegó el momento en que una se pronunció y esta fue la vida de la Luz.

Un gran ser se elevó sobre la expansión de las lumbreras gobernando sobre estas; hizo aún más evidente la fina línea entre la luz y la oscuridad. Eran diferentes y a la vez iguales. Ambas partes eran capaces de emerger creaciones de cualquier tipo, pero la Luz inició el desbalance al dar principio en el final. Con ello perdió parte de lo que fue, volviendo más fuerte a la otra parte.

Surgió otro ser, este provenía de la oscuridad. Se levantó sobre ella y la rigió. No la altero o cambio, sino dejo todo y como estaba previamente y después de la ruptura.

—¿Qué era la oscuridad?, ¿Qué era el caos?, ¿qué era la otra parte?. La que contenía y albergaba la neutralidad.

Jamás fue un solo cielo, jamás fue una sola luz, siempre hubo más. ¿Qué es o puede ser más hermoso, majestuoso y perfecto que la luz o el nacimiento de esta, más que el bien o el mal, más que el orden o el caos?. La neutralidad, la fina y delicada línea de la neutralidad. La neutralidad era el medio de la luz y oscuridad, el bien y el mal, la vida y la muerte, el orden y el caos. Era solemne, sublime, mayestático.

—¿Qué era la luz?, ¿qué era el orden?, ¿ qué era la parte que provocó la división?. ¿La que contenía y albergaba las lumbreras?

La Luz había dado inicio algo muy importante, pero no era todo lo que era desde el principio. Lo sabía, él ser de la expansión de la luminosidad lo sabía. La Luz era la misma neutralidad, pero desde otro ángulo y el orden era lo que está anhelaba y eso dio paso a la división. La luminosidad se convirtió en una vida aparte, se volvió no únicamente en lo contrario a lo que en un principio fue sino que se convirtió en el principio de algo que no tenía principio.

A la criatura de la neutralidad no le inmuto lo que la otra criatura hizo. La dejo irse. La conciencia de la neutralidad no volvió a dormir, sino que alojó a entidades a las que les dio su vida, las dejó en libertad, pero ellas ya habían elegido su lar y era con el ecuánime del equilibrio. El resplandor de la claridad también creo vida dentro de su ruptura, de su parte, pero esta era regida por el omnipotente dentro de sus creaciones. Aún así la neutralidad podía causar la derrota del ser de la Luz por despertar y romper esa balanza, pero no lo hizo.

Para evitar y asegurar que la oscuridad irrumpiera en la iluminación el ser de esta hizo un pacto entre el orden y el caos. El caos... el caos es desorden, cofunción, es el perfecto estado de la neutralidad de lo conocido como materia y todo lo no conocido. Lo caótico perturba el orden llenando con la cofunción del origen. Toda creación dentro de la claridad tiene un ligero aliento de ese caos, pues su creador lo fue y es. Del caos surge la Luz.

El pacto fue cerrado y sellado bajo una insignia. Este acuerdo se inició y terminó antes de que en ambos lados se crearán algún tipo de viveza. En el pacto se acordó no interferir uno con el otro, no mezclarse. A menos que alguno de los dos lo pidiera y el otro aceptara. El creador de la Luz quería generar vidas dentro de su claridad. La neutralidad se mantuvo en sí misma. La estipulación fue lo primero que existió después de la separación resguardada por la insignia de dos alas y dos espadas. Al llegar a ser rota, no abría nada que retuviera a la luz y a la neutralidad.

Cuando el pacto se cerró, él ser del resplandor no tenía la seguridad absoluta sobre las creaciones de vidas dentro de su lado, tenía el entendimiento que si el pacto se rompía la neutralidad acabaría con lo que había construido. El acuerdo le daba la calma de que el otro ser no lo haría, y el ser de Luz sabía que no rompería su estipulación. Aun así decidió tener algo encontrá de la oscuridad. Origino una eminente vida. Una creación de vida que fue guardada como semilla esperando a ser fecundada.

Los dos lados tenían la capacidad de emitir lo que eran. Podía diseñar, dar, quitar, conforme a eso. Así nacieron sus cosmos. De esta manera diseño aquella vida el ser de Luz, para que la neutralidad emitiera lo más profundo de lo que era. Terminada la separación, el pacto y todo esto cada uno tomó su lugar. La conciencia del existir de la luminosidad dio aliento a los universos, galaxias, mundos, y así fueron creados. Cada diminuta vida guardaba recuerdos, pues tenían memoria.

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