OJOS DEL CAOS.

68 12 0
                                    











Desperté en un lugar desconocido, en un lugar fuera de lo que era mi hogar... el cielo. Mi cuerpo estaba recostado sobre una capa de lo que al parecer era una cama de neblina gris; mis ojos se fueron abriendo poco a poco y mi respiración estaba a punto de perder la calma. ¿Dónde estaba?, ¿qué hacía aquí?, ¿qué había pasado?.









—Antes de responder preguntas debes comer algo —una voz resonó en el fondo— También eres humana, y como cada vida debes alimentarte de su mundo y su realidad.










Conocí esa voz y me alarmo, era de quien había irrumpido en la luz. Lo hizo más aún cuando sus palabras eran la respuesta a mis pensamientos, pero también causaron curiosidad por lo último que había dicho. Reincorpore mi silueta lentamente hasta que pude observar la bandeja negra de una piedra preciosa y diferente que no había visto antes, sobre ella había frutos de varios tipos y un jugo amarillo.










—Mundito —volvió hablar esta vez menos formal— Aquí estarás bien, nadie te hará daño.











—Si es así, ¿por qué estoy aquí? —me giré para encontrar su ser y demostrar mi indignación— Este no es mi hogar y nada fuera del mío es seguro.








—Hay mucho que no sabes.









Dijo con calma. Esta vez pude verlo de cerca, verlo, porque era un hombre con cuerpo humano. Era castaño llegando a ser rubio y era alto, no llevaba aquella armadura con la que había atacado, llevaba algo más simple como prendas de manta fina platas oscuras.








—No pienso confiar en quien me atacó —respondí con ironía y burla—El caos hirió la ciudad celestial y a mi padre. Tú.









—No, estás demasiado equivocada. Yo no soy nadie en comparación con mi señor. Yo no soy el caos —aclaro tan rápido pudo— Ahora si deseas prontas respuestas y visitas, deberías comer, estas demasiado débil para obtener lo que quieres y pides.








Aspiró y después soltó el aire, volteó a ver en otra dirección, así que lo imité viendo en donde él lo hacía. Cuando pude observar lo que veía no lograba comprender el porqué de su comportamiento.







—"comida saludable" —se quejó— Frutas, es lo más recomendable para los humanos, se lo dije, ¿pero por qué una deidad que jamás ha sido mortal en realidad, seguiría los consejos de alguien que si ha sido terrenal en como cuidar a una persona? —volvió a verme— Créeme qué hay cosas más allá de lo sobrenatural que jamás podremos comprender.









—¿Qué es eso? —pregunte. Pues aunque era humana y había estado en la tierra no sabía nada de lo que normalmente un humano sabría, menos aún cuando había perdido esa parte de mí y aún no la recuperaba.









—Él ha ordenado que lo trajera —comenzó a explicar— Es leche con chocolate y pastel de queso. Son tus postres favoritos como humana. Debo admitir que fue curioso desde un principio el saber que eran tus favoritos siendo escocesa. Ahora entiendo, nunca fuiste de un solo lugar... eras todos.










Sus revelaciones me distrajeron por un instante, mismo en que se esfumó y cuando volví a buscarlo se estaba yendo. No hice nada para impedirlo. ¿Qué estaba pasando?, ¿qué me estaba sucediendo a mí?. "Hay mucho que no sé" por supuesto que es así, pero no debía dudar cuando yo ya sabía mi origen, era del cielo y no debía desconfiar del padre pues él decía la verdad... era la verdad.







ℛ𝒜ℳℯ́Donde viven las historias. Descúbrelo ahora