ORÍS

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El tema del amor siempre me ha fascinado, es algo totalmente sorprendente, una experiencia sobrenatural o inexplicable, extraña o más allá de lo ordinario un "Uncanny", he admirado las más grandes historias de amor como Romeo y Julieta incluso las que se salen de los paradigmas como Marie y Piere Curie... ahora estaba destinada a vivir mi propia historia.

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Me encantaba ver la fotografía de papá y mamá, a veces me preguntaba si tenían algún truco para pasar demasiado tiempo separados uno del otro y aun así amarse como el primer día, mamá decía que el único truco era la confianza, pero más que tenerla en los demás era tenerla en uno mismo bueno son palabras que aún no termino de comprender, solo sabia que el hecho de verlos en esas fotos me recordaba que no estaban, suspire con pereza sosteniendo la barbilla con mi mano.

-Leche o Jugo señorita?- pregunto la voz de una de las señoritas de servicio.

-Jugo, por favor - le sonreí - y soy Orís no señorita-

Ella sonrió sirviendo con cuidado retirándose dejándome sola en aquella sala de comedor.

Volví a ver las fotografías, los padres se esfuerzan trabajando para que a sus hijos no les falte nada, pero irónicamente lo único que les termina faltando son ellos mismos, mi padre Orión aprovechaba cada vez que tenía la oportunidad de contarme como es que obtuvo el éxito en la vida con su empresa y como mi madre Polaris tuvo mucho que ver en eso, ambos trabajan juntos aunque se la pasaban viajando lo que nos mantenía separados la mayor parte del tiempo, claro disfrutaba de sus esfuerzos y estaba orgullosa de ambos aunque eso nos mantuviera alejados, Mamá era la que más pasaba tiempo en casa y papá a veces nada más venía una vez al año pues decía que este lugar no era para los negocios que él manejaba e incontables veces intento que nos mudáramos, pero yo me negaba a dejar este lugar, así que llegamos al acuerdo de que él vendría cuando pudiera y nosotros iríamos las veces que quisiéramos aún que claro casi siempre estoy sola, pero aun así no me quejo de ser hija única... o bueno es que no podía hacer nada más si mis padres decidieron no tener más hijos, claro también están las personas que me ayudan a sobrevivir en esta casa y aunque las considero de mi familia no era igual pues ellos tenían sus propias familias.
El timbre sonó y de un momento a otro la casa se llenó de risas de dos chicos altos que en medio de ambos parecía una Oompa Loompa, la castaña de cabello largo con una silueta de bailarina de ballet con esos ojos color café claro y el peli negro con figura atlética por la natación y la equitación de ojos azules, ambos de tez blanca que dejaba ver lo rojas de sus narices por el frío que ya comenzaba aumentar.

—¡ORÍS! - la voz de Campbell resonó en todo su esplendor, corrió hacía a mi atrapándome en un abrazo cargándome dando vueltas por la emoción.

-oye le vas a provocar un vómito- las palabras entre risas de Marley aumentaron la emoción.

-¡chicos!- reí mientras Campbell me bajaba, los jale a ambos abrazándolos - no saben cuánto los extrañé -

-bueno para la próxima no te nos escapas y serás cómplice en las bromas - Campbell me advirtió señalándome con el dedo frunciendo el ceño divertido.

-y terminar en una granja en medio de la nada como castigo? - fruncí el ceño con desagrado -olvídenlo -

-oh tampoco estuvo tan desagradable verdad Campbell?- Marley camino en busca de comida al comedor acomodando su cabello castaño debajo de la boina azul.

-si limpiar el excremento de caballos te gusto entonces puedes volver, pero yo prefiero solo montarlos - se quejó Campbell siguiéndola.

-no la asustes Campbell- Marley le dio un ligero golpe en el hombro antes de sentarse en el comedor - o no tendremos un tercer cómplice-

-Mejor cuéntanos que ha pasado en este mes y medio que no estuvimos?- le quitó el Hot cake a Campbell el cual la miro indignado.

-pues ha estado muy tranquilo... ya saben lo normal- camine sentándome en mi asiento nuevamente.

-mm bueno creo que olvidé lo tranquilo que es
stirling-Marley decoró el resto de Hot cakes con miel.

-Pero es mejor que estar sin señal de nada en esa granja Marley- Campbell me observo comiendo un trozo de fruta.

-por lo menos tú si tenías canciones de tu agrado para escuchar Orís- suspiro triste.

-ay Campbell eso te pasa por no descargar música- Marley le saco la lengua.

-bueno, chicos vámonos o llegaremos tarde a las
clases... otra vez- Me levanté del asiento tomando la mochila, Marley y Campbell hicieron lo mismo sonriendo tomando comida para el camino.

-Ok no hice la tarea así que avisé que me dio una gripe rara en la granja por si les preguntan- nos advirtió Marley subiendo al auto.

-Marley otra vez? - se quejó Campbell.

-no tuve tiempo Campbell así que solo miente por mí ¿quieres?- Marley me observó.

-Orís verdad que eso hacen los amigos? En las buenas y en las malas-se quejó conmigo por lo cual solté una risa- bueno no vamos a dejar que limpies excremento de caballo otra vez o si Campbell?- lo observé con una sonrisa.

-No, claro que no- me miró antes de voltear hacia Marley- pero que sea la última vez - se cruzó de brazos.

-Aunque saben que es lo realmente extrañé? - Campbell cambio el tema viéndonos pensativo a Marley y a mí, ambas lo observamos con curiosidad.

-El pastel de queso de piensa en mí- cerro los ojos -bueno el cliente estrella esta de regreso- suspiró.

-la cliente estrella soy yo- se quejó Marley dándole un golpe.

Sonreí observándolos recordando los últimos acontecimientos de piensa en mí, Jeliel envió cajas de leche, chocolate y unas cosas más como disculpa de no haber pagado, pudo enviar solo un poco o solo pagar la cantidad correcta de coronas, pero no, envió un almacén enteró, quien hace eso? Nadie solamente a Jeliel se le ocurrió... bueno Agus fue el más feliz y eso valió la pena aún que desde entonces no he vuelto a saber nada del chico de ojos verdes, salí de aquel mundo volviendo con los chicos.

-no nono la cliente estrella soy yo- fruncí el ceño divertida y ambos me fusilaron con la mirada.

Lo cierto es que los tres teníamos esta discusión desde que piensa en mí abrió sus puertas hace algunos años cuando Asterin murió. El auto llegó a la escuela dejándonos en aquel establecimiento, los tres bajamos yendo a las clases, los tres chicos de siempre desde aquel primer día en que nos conocimos en primero de primaria cuando los tres tropezamos al correr por llegar tarde y que ahora cursábamos primero de preparatoria y seguramente volveríamos a llegar tarde, los tres nos habíamos convertido en familia, ya que nuestras familias tenían dos cosas en común, las tres eran de negocios y se la pasan fuera de casa y la otra era que se hicieron amigos cuando nos dejaron tarde en primero de primaria. El timbre sonó dando inicio a las clases, los tres nos despedimos para ir a nuestra clase correspondiente y así iniciaba la cuenta regresiva para vacaciones de invierno, para disfrutar de nuestras vidas las cuales eran de lo más normal que la de cualquier otro joven... solo que eso cambiaría o ya había cambiado.

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ℛ𝒜ℳℯ́Where stories live. Discover now