†106†

3.1K 153 83
                                    

Nos ponemos a hablar con Angelina sobre cómo le ha ido la vida. A ella en realidad no le gusta ser bruja. Para nada. Siempre ha querido ser una muggle normal y corriente y por eso se metían con ella en Hogwarts, en su época de adolescente.

Nunca acabó el séptimo curso (como algunos que yo me sé...) y se fue a estudiar a una academia de teatro. Haciendo la película Señor y Señora Smith conoció a Brad, y desde ahí fue la mujer más feliz.

Lo único que usa de su magia, es la desaparición. Porque según ella, es lo único útil.

— ¡Ahí va! —exclama Angelina de repente, asustándonos a todos—. ¡Si me he dejado a mi Brad en la cola del supermercado!

— ¡Qué mona eres...! —susurra Julia mirando a Angelina como si estuviera hipnotizada.

Angelina sonríe tiernamente y se desaparece.

— Julia... Yo... Lo siento mucho, ¿me perdonas?

Julia mira a George y se pone seria. Pero unos segundos después, sonríe y se lanza a sus brazos.

— ¡Claro que te perdono!

— ¡Qué monos! —susurro mirando a la pareja.

Draco se acerca a nosotros.

— Pero nosotros lo somos más —y me besa.

Cuando nos apartamos, sonreímos.

— Por cierto —dice Julia—. ¿Dónde estabáis vosotros dos?

Draco y yo nos miramos para después sonreír. Pasa un brazo por mis hombros y apoyo mi cabeza en su pecho.

— Estábamos en el mejor día de nuestra vida —responde Draco sonriendo de oreja a oreja.

George y Julia abren la boca, sorprendidos.

— ¿Os habéis casado y no nos habéis invitado? —nos interroga Julia, enfadada.

— ¡Jamás te haría eso, Ju! —replico.

Julia entrecierra los ojos.

— Entonces, ¿dónde estabáis?

Draco me mira y guiña un ojo. Después mira fijamente a George.

— Supera esto, Weasley —dice el rubio con la chulería marca Malfoy—: nos hemos tirado en paracaídas y le he pedido matrimonio. Por supuesto, me ha dicho que sí.

George pone los ojos en blanco.

Mi prima se levanta del sofá y empieza a saltar mientras grita:

— ¡SE CASAN! ¡POR FIN! ¡ES GENIAL! ¡Y YO SERÉ LA DAMA DE HONOR! ¡SEGURO!

Me río y dejo que siga gritando, emocionada, porque acaban de llegar Angelina y Brad y la están viendo, entre asustados y divertidos.

Cuando Julia para y se da cuenta de que están ahí, me fulmina con la mirada como diciendo "¿cómo no me lo has dicho antes, mala persona?". Me río.

— ¡Brad! —exclama Julia.

— Mira a ver dónde se han metido las bragas de tu prima, porque creo que se le acaban de caer —se ríe Draco.

Le pego en el hombro suavemente y me atrapa en sus brazos. Me da un apasionado beso y nos levantamos para saludar a Brad.

— Es un muggle, ¿verdad? —me susurra Draco a la oreja mirando de arriba a abajo al tío bueno de Brad mientras arruga un poco la nariz. Asiento con la cabeza mientras me lamo los labios y cruzo mi mirada con la de Brad—. ¿Por qué le miras así? Yo soy mejor.

Miro a Draco y me río.

— Que más quisieras —le doy un beso en la mejilla.

— Brad Pitt —dice, y me ofrece una mano.

Se la estrecho.

Draco me imita, aunque de mala leche, y después nos sentamos todos en el sofá.

Estamos hablando tan tranquilamente cuando alguien se aparece en el comedor, rompiendo mi mesa de cristal.

Por el ruido, todos nos levantamos de la mesa y vamos al comedor para ver quién es.

Nos encontramos a Maddie abrazando a Fred. Un Fred más blanco de lo normal. Y que no se mueve.

Mierda.

Es entonces cuando me doy cuenta de que Maddie está llorando a mares y sujeta con fuerza a Fred.

— Lo-lo siento —murmura—. ¡Lo siento tanto! —exclama mirando a George.

El pelirrojo se acerca a su hermano, tambaleando.

— ¿Es una broma? —pregunta George con dificultad—. Porque no tiene gracia —gruñe.

Maddie niega frenéticamente con la cabeza.

— ¡No tendría que haber pasado! Me cabreé con una mosca que no se iba y lancé la maldición, pero justo Fred salía de la habitación y le dio a él... —solloza—. Perdóname, por favor...

La imagen se me hace borrosa, porque empiezo a llorar. George mira con odio a Maddie.

— ¡¿PERDONARTE?! ¡¡HAS MATADO A MI HERMANO!! ¡¡HAS MATADO UNA PARTE DE MÍ!! ¡JAMÁS TE PERDONARÉ!

Y los ojos de Fred miran sin ver, todavía con el fantasma de su última risa grabado en el rostro...

Odio al destino.

ENTRE MUGGLESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora