†36†

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Nos aparecemos delante de una casa muy parecida a la de Harry Potter, en el jardín. Por fuera, es de ladrillo rojo, el jardín está muy bien cuidado: árboles, arbustos, flores de colores... Avanzamos hasta la entrada, una puerta doble de madera blanca muy elegante donde se puede leer, en dorado: Sheeran.

Me imagino a mis padres viviendo aquí, conmigo. Yo de bebé, claro, y ellos adultos. Dándome el biberón, esneñándome a andar, a hablar... Sería increíble poder recordar eso, pero no puedo.

Fred y George tocan a la vez la puerta y ésta se abre a los pocos segundos, para dejar paso a una chica alta (más o menos de mi edad), delgada, rubia y de ojos verdes. Es muy guapa y casi me siento intimidada.

La chica frunce el ceño y, al darse cuenta de que somos nosotros, pone una mueca de asco. No debe de hacerle mucha gracia ver a los gemelos, además, no pegan mucho. Ella va vestida con un elegante conjunto de magos mientras que los gemelos van con sudadera y un pantalón vaquero.

— ¿Qué queréis? —pregunta, secamente, Julia.

— Te traemos a tu prima —dice George con una sonrisa de oreja a oreja.

Se le ve radiante, ahora que está delante de esta chica.

Julia se me queda mirando y abre los ojos y la boca a modo de sorpresa. Después, parpadea varias veces y se rasca el mentón.

— Oh.. Ah... Bueno —dice mirándome con sus intensos ojos de color verde. Me mira de arriba a abajo y emite sonidos extraños—. No está mal.

— ¿Ves, George? —replica Fred—. «No está mal» es sinónimo de «aceptable». Te lo dije.

George pone los ojos en blanco y le saca una lengua a su hermano.

— Pero qué críos que sois —exclama Julia, entonces me mira—. Anda, pasa. Estás en tu casa —se ríe—. Nunca mejor dicho.

Le sonrío. A pesar de todo, no parece tan mala.

Entramos a casa, mi casa..., y me sorprende ver algunos cuadros con gente en escobas. ¿Le gusta el quidditch? Qué raro, ¿no? La veía demasiado femenina para eso. Pero me alegra saber que le gusta el deporte. Me acerco a uno de las fotos más grandes y veo a un chico de más o menos mi edad, con gafas y el pelo se le revuelve por el viento, sonríe y las nubes pasan volando.

— Ese es tu padre —me informa Julia al acercarse a mi—. Era el guardián de su equipo cuando iba a Hogwarts.

Me enorgullezco de mi padre al instante. Además, era bastante guapo. Miro a la derecha y encuentro a la que debe ser mi madre, que sonríe y menea la mano a modo de saludo. Qué guapa.

De pronto, alguien pone una mano en mi hombro.

— Vamos a enseñarte tu habitación —me dice Julia.

Le sonrío a modo de respuesta y me conduce por un pequeño pasillo. Justo al final, hay una puerta que pone, como en la entrada, Sheeran. Pero esta vez de color verde.

— ¿Mis padres eran de Slytherin? —pregunto.

— Ajá —dice Julia.

Asiento y entramos, junto a los gemelos, a la habitación que jamás había visto que podía ser más Slytherin.

Las paredes son verde esmeralda, el suelo blanco, la cama está cubierta con sábanas de seda color verde esmeralda, y el resto de los muebles son blancos. Encima de la cama, en la pared, está en grande (casi en gigante) el emblema de Slytherin. Y, en la pared izquierda, pone Slytherin en color plateado. Bajo eso, hay una cómoda blanca que encima tiene un terrario con una gran serpiente. Diría que es una pitón.

— Eso me da muy mal rollo —le digo a Julia señalando la serpiente.

— Pues te la tienes que quedar. He estado todo un año alimentándola para algo.

— ¿Un año?

— Llevo desde los diecisiete aquí: un año. Y, por cierto, no tiene nombre.

— ¿Desde cuándo está la serpiente aquí? —pregunto pasando por alto su comentario.

— Yo, cuando llegué, ya la vi aquí.

— Ajá.

— Vamos, ponle un nombre —insiste.

Miro a los gemelos en busca de ayuda pero ellos se encogen de hombros. No, yo no puedo decidir esto. Pero voy a ir a lo fácil.

— La llamaré Nagini —y me río ante la ironía de la situación. Mi abuelo tuvo una serpiente, ahora yo tengo otra. Y ambas se llaman Nagini.

Espero que Draco no esté en lo cierto y al final resulte que soy como Voldemort.

ENTRE MUGGLESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora