†44†

3.8K 324 29
                                    

Yo solo puedo pensar en que están comprometidos. ¡Comprometidos! ¿Cómo he podido ser tan idiota? Seguro que no fui más que un juguete para Draco. Él solo me utilizó para hacerme daño y divertirse. Ahora encaja todo. Pero, si no me quería, ¿por qué se enfrentó a su tía? Sí, me quería.

Todo el mundo está a la espera de que diga algo, pero no sé qué decir. Draco solo hace que mirarme y nada más. Me doy la vuelta y les doy la espalda a todos, subo las escaleras y me meto en mi habitación. Cierro la puerta tras de mí y, apoyada en la puerta, voy bajando hasta quedar sentada en el suelo. Me abrazo las piernas y apoyo la cabeza en las rodillas para echarme a llorar.

Odio a ese Malfoy. Lo odio mucho. Como jamás he podido odiar a alguien más. Lo odio más que a Voldemort.

¿Por qué me ha elegido a mí para hacerme daño? ¿Por qué he tenido que ser su maldita diana? Yo no le hice nada. Él fue el que empezó toda esta mierda diciéndome sangre sucia y demás. Yo no quería esto. No quería enamorarme de un Malfoy.

— ¿Dana? —oigo que me llaman a través de la puerta.

— ¿Qué quieres, Draco? —gruño.

— ¿Me dejas pasar? —pregunta.

— No.

— Por favor.

— Vete.

— Dana...

Me levanto, furiosa, y abro la puerta de golpe. Draco esta ahí, mirándome con ojitos de cordero y con la cara llena de trsiteza.

— ¿Qué es lo que quieres? —pregunto con dureza.

Él se inclina sobre mí y acerca sus labios a mi oreja.

— A ti —susurra.

Un escalofrío me recorre todo el cuerpo. Pero me obligo a empujar a Draco lejos de mí.

— He dicho que te vayas —suelto con dureza.

— Quiero hablar contigo —me suplica.

Sacudo la cabeza.

— ¡Que te vayas, Draco! ¡No quiero volver a verte! —exclamo.

— ¡Eres tú la que me dejaste solo! —replica con el entrecejo fruncido.

— ¿Y? Cometí un error y te pedí perdón. No voy a volver a arrastrarme.

— Te perdono. Por favor, hablemos.

Lo miro a los ojos e intento no hablandarme, pero no puedo. Asiento con la cabeza y lo dejo pasar. Cierro la puerta y me apoyo en ella. Lo observo por unos instantes. Cómo me gustaría que nada hubiese pasado. Cuando digo nada, es nada de nada. Ojalá no los hubiese conocido a ninguno. Ojalá.

Me siento al borde de la cama y él se sienta a mi lado. Y así nos quedamos unos minutos, mirando a la nada y en silencio.

— Así que te vas a casar con Pansy, ¿eh? —comento con un poco de burla pero dolor en la voz.

— Sí. Mis padres así lo quisieron.

Su sinceridad me duele, pero más que nada porque sea la propia Narcissa la que ha decidido que su hijo no esté conmigo. Aunque bien pensado, al menos no se casa con Astoria. Ella parece una buena chica y sé que de Pansy se va a cansar enseguida. ¿Me estoy alegrando de que su matrimonio va a durar bien poco? Debería desear que se casara con Astoria, al menos con ella sería feliz, ¿no? Qué lío.

— ¿Y tú quieres? —pregunto, curiosa.

Él me mira y sonríe con tristeza.

— Está claro que no. Pansy es insoportable.

Me río.

— Bueno, entonces no te cases —propongo.

Draco suelta una carcajada.

— Ojalá fuera tan fácil.

Pongo los ojos en blanco.

— Creo que será mejor que te vayas, o Pansy te echará de menos.

Nos reímos.

— Bueno, que me eche de menos —dice Draco encogiéndose de hombros—. Total, me da igual.

Nos quedamos mirándonos por unos segundos.

— Te echo de menos —susurra—. Y te quiero pedir perdón por todo lo que te dije aquel día en mi casa.

— Ya. Bueno. No pasa nada —digo.

No te ablandes, Dana. No te ablandes.

— ¿Tú me echas de menos? —me pregunta Draco frunciendo el ceño.

¿Qué digo? Si digo que sí, tendré posibilidades de que eso lo use en mi contra, y si digo que no, le estaré mintiendo y no le quiero mentir.

— Vamos, contesta —insiste—. Rápido. Estoy haciendo mucho esfuerzo por no leerte la mente.

Sonrío agradecida.

— Sí, Draco, te he echado de menos. Pero creo que eso ahora no... —y me interrumpe dándome un beso.

Tardo un poco en reaccionar, pero cuando lo hago, noto sus manos en mis caderas y cómo la temperatura sube en mi cuerpo. Justo cuando iba a replicar, a decirle que me dejara en paz, se escuchan aporreos en la puerta y la voz chillona de Pansy.

— ¡DRACO! ¡SAL! ¡O NO ME CASO! —entonces, Draco se separa de mí.

— Ya voy, amor mío —exclama con una sonrisa que no llego a entender.

¿Qué demonios acaba de pasar?

ENTRE MUGGLESWhere stories live. Discover now