†10†

6.5K 505 54
                                    

Después de la amenaza de la loca de Pansy, he estado evitando a toda costa a Draco. Aunque claro, el sábado no tendré más remedio que ir con él a Hogsmeade.

Lanzo un suspiro al aire y me siento en la mesa de Slytherin para desayunar. De nuevo me he sentado  con la niña de las coletas de ayer. Cojo un boyo mientras la miro. Es una chica bastante particular y solitaria.

— ¿No tienes amigos? —me atrevo a preguntar.

Ella niega con la cabeza. Me da un poco de pena pensar que en mi mundo, a mí se me ve igual que a ella.

— ¿Cómo te llamas? —le pregunto con la sonrisa más amable que puedo.

— Alexandra. Pero me llaman Alex. No hace falta que te pregunte el tuyo, ¿cierto, Dana?

Cierto. Ahora todos los de Hogwarts me conocen por venir nueva y porque mi "querido" Dumbledore me hizo pasar la vergüenza de presentarme delante de todos.

— ¿Quieres ser mi amiga? —le pregunto.

Ella sonríe y yo me río porque todavía tiene galletas entre los dientes.

— ¿En serio? —pregunta, incrédula.

— Por supuesto.

— ¡Sí! —acepta.

Yo sonrío y me pongo a desayunar. Me van a hacer falta vitaminas, pues la próxima clase es DCLAO (Defensa Contra Las Artes Oscuras), con el profesor Snape.

— Hoy vamos a aprender... a lanzar conjuros sin... decir nada —nos informa el profesor con su típica voz pausada.

Busco desesperadamente una pareja, pero la chica rara que está a mi lado me coge del hombro y sonríe como si dijera "voy a disfrutar mucho haciéndote daño".

Trago saliva y después de que Snape nos dé órdenes, me levanto. Que yo recuerde, esto de lanzar conjuros sin decir nada se enseñaba a los de sexto curso.

Me pongo frente a la chica rara, que es más grande que yo (parece un trol en miniatura) y levanto mi varita. Lo primero que se me ocurre es un conjuro de desarme.

"¡Expelliermus!", pienso. Pero la otra chica es más rápida y ha debido de pensar "¡Protego!". Suspiro. ¿Qué otro hechizo puedo usar que no sea grave? Pero no me da tiempo a pensar, porque la otra chica ya ha atacado y me ha lanzado por los aires.

Ogro. Trol. Moco de dragón. ¡Imbécil!

Me duele todo por su culpa, pues el golpe lo ha amortiguado nada menos que la pared. Me he dado en la cabeza, pero como no es para tanto, me levanto.

— ¡Suficiente por hoy! —exclama Snape—. Voy a... mandaros una redacción... para mañana.

Nadie se atreve a rechistar, claro. Así que guardo mi varita y escucho atentamente, pues no tengo nada para apuntar.

Ya han acabado las clases y me encuentro, en mi sala común, mendigando un pergamino y una pluma.

— ¿No tienes dinero para comprarte una, Sheeran?

Pongo los ojos en blanco tras escuchar la maldita voz de Pansy.

"No lo sé. Pero sí sé que tengo dos puños bien calentitos". Ojalá se lo dijera. Ojalá.

— Supongo que sí, pero todavía no lo sé —respondo a regañadientes.

Ella suelta una risa socarrona.

— Sangre sucia, tendrás que averiguarlo —dice, y se marcha.

¿Me ha llamado sangre sucia? La muy... ¡cara de cerdo! ¿En serio? Tengo una antepasada de las importantes y, ¿me insulta? Oh, vamos.

— ¡Yo tengo una pluma y un pergamino! —dice una voz detrás de mí. Me es tan familiar...

— ¡Alex! —exclamo con una sonrisa.

Está sentada en la mesa, así que me siento a su lado y espero a que me pase la pluma y el pergamino para que empiece los deberes, que sin muchas ganas empiezo a hacer.

Salgo de las mazmorras para ir a la biblioteca, pues tengo dudas y necesito información.

Por el camino, pienso en mí. En mi familia. ¿Qué estará pasando allí? Seguro que no ha pasado ni un minuto. Bueno, mejor para mí.

De pronto, choco contra alguien. Me he dado en la nariz, así que me la froto hasta que levanto la vista y veo a Harry.

— ¿Dana? ¡Cuánto tiempo! —exclama, y me abraza.

¿Hola? Nos vimos ayer...

— Sí. Esto... ¿adónde vas? —pregunto mientras me separo de él.

— A hablar con Dumbledore —responde—. ¡Adiós!

Me despido de él con la mano y sigo mi camino. Entonces, veo algo divertido.

Me escondo detrás de una columna y espío a Pansy y a Draco.

— ...¡y esa sangre sucia lleva mi túnica!

— Cálmate, Pansy. No se sabe con exactitud qué es. Puede que sea sangre limpia. Todavía no hemos conocido a sus padres de este mundo...

— ¿De qué demonios hablas, Draco? Y además, ¿por qué la defiendes? ¡Está claro que es una...!

Pero Draco la interrumpe para besarla. Me escondo del todo y noto que la sangre me hierve. ¿Por qué?

Decido ignorarlos y sigo el camino hacia la biblioteca, dejando a la pareja detrás.

Cuando salgo de la biblioteca con la suficiente información, veo a Draco apoyado en la pared de enfrente. Mierda.

— ¿Sabes que es de mala educación espiar?

— ¿Ahora tienes tú el ojo mágico de Moody, M... Draco? —menos mal que cada vez soy más rápida y me corrijo enseguida de que no debo decir Malfoy.

Él sonríe con suficiencia.

— He notado una presencia —Oh, espera, tenemos aquí al Cazafantasmas del año. Draco se acerca a mí —. Y he sabido que eras tú cuando he besado a Pansy.

Entonces se acerca más a mí. Solo está a dos pasos.

— ¿Y cómo lo has sabido?

— Los celos se notaban a un kilometro de distancia, Sheeran.

— ¿Celos? ¿Yo? Ja —replico.

— Puede que ahora no lo sientas —un paso de distancia. Uno solo. Dios—, pero terminarás por quererme. Como hacen todas, claro.

— No eres tan importante, Malfoy —mierda.

Se acerca más a mí. Estamos a un átomo de distancia. Por favor, ¡que alguien me rescate! Juro solemnemente que mis intenciones no son buenas.

Draco me besa.

— Travesura realizada —dice, con una sonrisa de medio lado.

Mierda. ¡Ya puede hacer legeremancia conmigo!

Observo cómo el rubio se aleja, orgulloso, y me deja sola, en el pasillo. Con deseo de más. ¿Será que acabaré como Pansy, queriendo hasta las raíces de su pelo? Solo espero que no.

Son las dos de la madrugada. Todavía no he podido dormir porque solo pienso en Draco y su beso. Debió leer lo del mapa merodeador cuando estaba en mi casa.

Su beso. Cálido y suave.

Dios, ¡no quiero formar parte del club de fans de Draco!

Intento apartar el beso y me duermo.

ENTRE MUGGLESWhere stories live. Discover now