†35†

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Cuando me reaparezco, estoy de nuevo en la habitación de Percy. No me apetece bajar y hablar con nadie, así que cierro la puerta con pestillo, me quito el vestido y lo demás, y me pongo el pijama. Aparto la manta de la cama y me meto dentro, me tapo hasta el cuello y empiezo a llorar.

No puedo estar llorando siempre.

Esto tiene que acabar...

Tengo que olvidarme de Draco. Él tiene que pasar a formar parte de mi pasado. No puede estar constantemente en mis pensamientos, simplemente, porque él no piensa en mí.

Esto último me duele. Que él ni piense en mí ni me quiera, duele mucho. Yo a él sí le quiero. Y es obvio que pienso en Draco todo el día.

Me llevo la mano que me ha besado antes a la boca e inhalo, por si acaso parte de su olor se ha quedado ahí. No, aparta la mano. ¿Qué más me da?

Cierro los ojos y, aunque me cuesta, me quedo dormida.

A la mañana siguiente, despierto con dificultad. Los ojos todavía los tengo hinchados y la verdad es que no tengo muy buena pinta cuando me miro en el espejo. Pero no me voy a maquillar, es de buena mañana y me importa bien poco que me vean con estas pintas. Así que bajo a desayunar y para mi mala suerte, esa que tengo que no se va ni para dormir, me encuentro a los gemelos en la cocina.

— ¿Qué ocurre? —pregunta Fred.

— ¿A quién hay que matar? —pregunta George.

Me río. Pero es una risa cargada de cansancio. Me siento en una de las sillas y sujeto mi cara con la ayuda de las manos.

— Oh, ¡vamos! —replica Fred—. Eres muy tonto, George. Está claro que tenemos que matar a ese maldito Malfoy.

Al escuchar su apellido, me entran ganas de llorar, pero no puedo porque se ve que se me han agotado las lágrimas. Para mí, más que mejor.

— Ese asqueroso ex-mortífago... —escupe George—. Le lanzo un Avada y listo.

— ¿Un Avada? —replica Fred—. ¿En serio? Antes le lanzamos un crucio, hermanito. Que sufra.

— Ya vale, chicos —les reprendo con la voz ronca.

Por mí, que lo maten, pero no quiero que incumplan las leyes por culpa de tan poca cosa.

— ¿Y Molly?

— Se ha tenido que ir al Callejón Diagon a por algo —me responde George—, pero no te preocupes, que ya te llevamos nosotros a Godric's Hollow. Sabemos donde está tu casa.

Frunzo el entrecejo, no me fío mucho de los gemelos, pero acabo aceptando.

— ¿Polvos Flu? —pregunta George.

— No —contradice Fred—. Mejor nos aparecemos fuera, en el jardín. No vaya a ser que Julia nos monte una que para qué. No veas qué genio tiene.

— ¿Quién es Julia? —pregunto, curiosa.

— No tiene mal genio —gruñe George. ¿Se ha enfadado?—. Es solo que...

— No la defiendas. Tiene mal carácter y punto —lo corta Fred.

Yo me quedo con la boca abierta.

— ¿Hola? ¡Estoy aquí!

Aunque ellos siguen echándose miradas asesinas. Pero, ¿qué mosca les ha picado? Y, ¿quién es Julia?

— Será mejor que te cambies —me pide Fred con un tono demasiado serio para él—. Ni de coña te puedes presentar así ante Julia.

— Pero, ¡¿quién es Julia?! —exclamo.

— ¡Tu prima! —dicen ambos gemelos a la vez.

— ¿Qué prima? —pregunto mientras frunzo el entrecejo, confundida.

Que yo sepa, en este mundo no tengo familiares. Pensaba que era la única Sheeran que quedaba...

Pero no le doy más vueltas y subo a cambiarme. Con la poca información que me han dado, esa tal Julia debe ser muy específica con la ropa, es decir, que no te puede ver hecha un cristo. Así que cojo mi mejor blusa, mi mejor falda y unos botines a juego, la varita y finalmente el móvil, aunque en este mundo poco me sirve.

Bajo junto a los gemelos de nuveo y me sorprendo al encontrármelos cruzados de brazos y de espaldas. ¿Enserio se han enfadado?

— ¿Cómo voy?

Los chicos me examinan por un breve instante y asienten con la cabeza.

— Aceptable —dice Fred—. Aunque con Julia, quién sabe.

George pone los ojos en blanco y nos ofrece sus manos. Fred coge una y yo otra, y así, nos desaparecemos.

ENTRE MUGGLESTempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang