†13†

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Me despierto. Es domingo y no se me ocurre nada que hacer hoy. Bueno sí, matar a Pansy por lo de ayer. Podría lanzarle un Avada y después volver a mi mundo, allí no sabrían nada.

No, voy a dejarla vivir de momento.

Me levanto, me cambio y cojo la varita para después bajar al gran comedor.

Me siento junto a Alex y empezamos a desayunar. De vez en cuando, ella lanza miradas cómplices al chico de Hufflepuff.

Cuando terminamos, todavía no he decidido qué hacer. Así que empiezo a dar vueltas por el lago y cuando veo una roca grande y cómoda, me siento en ella y observo al sol mientras sale de su escondite, reflejándose en el precioso lago y lanzando unos cegadores destellos de luz.

De pronto, se me ocurre cuál podría ser mi patronus. ¿Qué es lo que me hace feliz? Obviamente, la saga de HP. En internet, lo que más suele representar a HP es el símbolo de las Reliquias de la Muerte. ¿Será ese mi patronus?

Miro a mi alrededor rápidamente para ver si viene alguien, pero parece que estoy sola.

Saco mi varita y me preparo para exclamar:

- ¡Expecto patronum!

De mi varita sale primero una luz cegadora, que después va tomando forma.

- ¿Un hurón, Sheeran? -pregunta esa odiosa voz detrás de mí.

¿Un hurón? Me fijo en el patronus y veo que, efectivamente, es un precioso hurón blanco.

- Pues sí -me encojo de hombros y me giro para mirar a Draco-. ¿Algún problema?

- Es extraño que sea un hurón. ¿No será por mí? -pregunta con una sonrisa orgullosa.

¿Será por él?

- Ojoloco Moody me transformó en un hurón en mi cuarto curso

Decido que es un buen momento para reírme de él.

- Resulta que ese fue mi momento más divertido en toda la saga.

Se acerca a mí.

- ¿En serio? Pero divertido no es lo mismo que feliz. ¿No será que te estás enamorando de mí, señorita Sheeran?

- Nunca -replico.

- Siempre.

Pongo los ojos en blanco.

- ¿Qué quieres?

- Pasaba por aquí... Y te he visto. Me ha parecido bien venir a molestarte.

- Oh, genial. Como si no tuviera ya bastante con... -me callo al instante y me llevo ambas manos a la boca.

- ¿Con qué? -Draco sonríe de medio lado.

Me giro y me vuelvo a sentar sobre la roca. Que se marche. Quiero que se marche. O se me escapará que estoy... Calla. ¡Está usando legeremancia conmigo! Lo noto.

Me levanto y me giro, furiosa.

- ¿Quieres parar de hacer eso?

Él se pone a reír a carcajadas, incluso se dobla.

- ¿En serio? ¿Ya te has enamorado de mí? Guau. Un récord.

- De ti no -miento-. De... de... No te importa, ¿vale?

Se pone serio enseguida.

- Sí, sí me importa.

Arqueo ambas cejas.

- ¿Y eso, por qué?

- Eres de Slytherin -responde-. No podemos permitir que los de nuestra casa salgan con otros que no lo son.

- Pues mira por dónde, a mí me gusta uno de Gryffindor -toma, la casa que más odias, Draco.

Draco pone tensa su mandíbula.

- ¿Quién?

- Eso no te importa -gruño.

Vuelvo la cara al lago y empiezo a caminar dejando a Draco atrás.

- ¡No me importa! -grita el rubio desde donde se ha quedado antes-. ¡Terminarás enamorándote de mí!

- Vete a la mierda, Malfoy -susurro.

Ya casi ha oscurecido y es la hora de cenar y yo sigo en el lago, ahora observando el reflejo de la luna. Me levanto y me cruzo de brazos para mantener lo más posible el calor en mi cuerpo.

De camino a Hogwarts pienso en Draco. Vaya, qué novedad, ¿cierto? Pongo los ojos en blanco e intento quitármelo de la cabeza.

¿Cómo estarán mis padres? Supongo que bien. Ahora mismo sólo habrán pasado tres o cuatro minutos. Es curioso el tiempo entre estos dos mundos. Muy curioso. Y por más que intento encontrar la lógica, no la encuentro.

Cuando entro a Hogwarts agradezo el calor que me invade. Entro en el gran comedor, donde ya está la mayoría de la gente, y me siento donde siempre, al lado de Alex y apartadas de todos, lo más cerca de la mesa de los profesores posible.

Sin pensarlo, le cuento a Alex lo que siento por Draco. Es extraño y difícil, pero a la vez está claro: siento algo fuerte por él. Y me indigno por ello, porque eso es lo que quiere el maldito mortífago.

Cuando me desahogo, esperando que Alex lo entienda como yo entiendo su noviazgo, la chica se toma unos segundos para coger aire y después hablar.

- Yo creo que tú también le gustas -dice sin más-. Además, ahora mismo está mirándote. Mira disimuladamente.

No puedo evitarlo: giro mi cabeza rápidamente y en efecto, me está mirando.

- ¡Te he dicho que disimules! -replica Alex.

Me sonrojo.

- Lo... lo siento.

- No pasa nada -dice, pues ya no se puede volver hacia atrás.

Cuando he mirado a Draco, éste ha apartado la mirada rápidamente.

- Por eso mismo, porque él ha partado la mirada: le gustas.

- ¿Cómo lo sabes? -pregunto frunciendo el entrecejo.

- Porque así empezamos Joshie y yo (el chico de Hufflepuff).

Cuando acabamos de cenar, Alex y yo vamos a las mazmorras. Allí, nos ponemos a hacer los deberes que no hemos hecho en todo el fin de semana.

Justo cuando llevamos diez minutos, Pansy y Draco entran en la sala común. Pansy para conmocionada, y Draco se dirige hacia mí, furioso.

Me coge del brazo, con fuerza, y me levanta de la silla.

- ¿Qué demonios haces? -replica Alex.

- ¡Me haces daño, Draco! -exclamo yo.

Pero él parece impasible, igual de enfadado.

Casi a rastras y todavía sujetándome del brazo, me saca de la sala común y me lleva a la primera clase vacía que encuentra. Cierra cuando los dos estamos dentro, se gira hacia mí, presiona sus manos en mis hombros, con fuerza, y me mira con ferocidad, helando hasta mis uñas. me tiene atrapada entre él y la pared.

- ¿Qué demonios me has hecho? -susurra, y coloca su frente en la mía.

ENTRE MUGGLESWhere stories live. Discover now