ENTRE MUGGLES

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NÚMERO GUARRO...

VALE VALE, YA ME VOY Y OS DEJO CON LA HISTORIA!! BESOS! (DEDICADO A LAS CHICAS DEL GRUPO)

Ya ha llegado el día de la boda. He de decir que desde aquel día en la discoteca, no he vuelto a hablar con Draco, ni con Pansy.

Descubrí cómo se habían enterado Julia y George de que Draco guardaba un secreto: los habían escuchado por el Callejón Diagon hablando de sus cosas y de pronto, sacaron el tema a relucir. Pansy se punso a gritarle a Draco "tienes que hacerlo", "no puedes dejarme así" y "lo juraste". No dijeron nada sobre qué juró ni nada más.

Pero sé que es un juramento inquebrantable.

Ayudé a mi prima a organizar la búsqueda de sus trabajadores. Ahora tiene a Viroslav, el diseñador; Anne, la modista y a Loreen, que es la que le va a limpiar la tienda.

Nos costó todo el día, pero eso me dejó bien ocupada, así que no tuve que pensar en el rubio.

Apenas faltan unas horas para la boda y yo ya estoy vestida y maquillada. Tengo un bonito vestido blanco de encaje que me ha regalado mi prima. Tiene escote de corazón arriba y es sin mangas, y por abajo la tela cae lisa e inmaculada. El pelo me lo he dejado suelto pero me he hecho unos tirabuzones. Y de maquillaje poco, porque no me gusta: me he echado una base clara, me he pintado la raya de los ojos y le he dado brillo a mis labios, ahora con pinta de ser más apetecibles.

— Hermosa —susurra Cormac desde la puerta de mi habitación.

Me giro y dejo de verlo en el reflejo del espejo para verlo con mis propios ojos. Me acerco a él y le acaricio la mejilla. El muy idiota se ha quedado conmigo a pesar de que sabe que sigo amando a Draco. Yo todavía no lo entiendo, pero aprecio mucho que lo haya hecho.

Lo miro de arriba a abajo con una sonrisa amable y le inspecciono. Tiene un traje negro con una corbata a juego con mi vestido, pues Julia ha insistido mucho en eso. El pelo se lo ha peinado hacia arriba y, mezclado con su amplia sonrisa, va perfecto.

— Tú también estás hermoso —digo, y le doy un dulce beso en los labios.

Nota mental: coger el pintalabios que me da brillo. Pues, si voy a estar besando a Cormac, para cuando llegue la boda ya no tengo nada.

Bajamos abajo y veo a Julia de arriba para abajo bajo la atenta mirada de George, nerviosa. Ninguno de los dos va a la boda porque no han sido invitados, pero quieren que yo me lo pase (dentro de lo posible) lo mejor que pueda.

Cuando mi prima me ve, la mandíbula le llega al suelo. Se acerca a mí y me coge una mano para levantarla y hacer que de una vuelta sobre mí misma. Lo hago y ella y George silban y me vitorean.

— Estás preciosa —me dice Julia con lágrimas en los ojos—. Enserio —añade tras ver que pongo los ojos en blanco.

La abrazo e inhalo su colonia Channel n°5. Cuando me separo, George corre a abrazarme.

— ¡Guapísima! —exclama.

Me ruborizo y nos separamos. Nos sentamos en el sofá y empezamos a hablar para que se pasen las horas más rápido.

A las diez, la alarma de mi móvil nos interrumpe. Me levanto del sofá y me despido de mi prima y de George.

— Cuídala y no destrocéis la casa —le susurro al pelirrojo.