39. El orgullo de la muerte

842 90 29
                                    


Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.


―Cristian―


Ir a clase no había dejado de ser mi cosa menos favorita del mundo.

Pero fue mi elección volver, y ahora debía rendir cuentas.

Caos no me obligó a hacerlo, al contrario, me hizo saber las salidas que tenía ahora que mi familia y mis antiguos amigos me creían muerto, enterrado bajo tierra y descomponiéndome en un ataúd de madera.

No fue difícil desprenderme de las pocas personas con las que compartía sangre, a las que tan siquiera debería considerarles parte de mi familia. Mi padre había muerto cuando era pequeño y mi madre desapareció poco después, dejándome a cargo de mis tíos. Era la oveja negra en ese hogar, un descarrilado que encontró un lugar en el que encajar al conocer una chica y enamorarse. Y volvió a creer en ello, en que Emma no era la excepción entre las excepciones, cuando Caos apareció.

Al principio, aunque hoy en día me ría de ello al echar una mirada atrás, me enemisté con él y lo odié por semanas. Su cortejo hacia Emma era descarado a mis ojos por muy bien que creyese ocultarlo del resto. Nate y las chicas estaban preocupados por la criatura que uno de nosotros liberó de la montaña. Mientras tanto, yo ardía por dentro porque ese misterioso brujo se hubiese prendado de la única persona que me había aceptado con los brazos abiertos y me amaba por encima de todo. Mi única preocupación estaba en las sonrisas que Caos le dirigía a Emma cada vez que sus caminos se cruzaban. Y por circunstancia o error, también el mío.

Emma nunca me engañó con él, siempre fue fiel a mí.

Hasta que un día, para mi sorpresa, descubrí que mi novia no era la única que opacaba la atención del brujo. Ciertamente, nunca me planteé esa posibilidad, ni que mi sexualidad no fuese tan hetero como pensaba. Pero cuando lo comprendí, noté la diversión en su expresión. Era un reto para él, un juego al que se había enganchado después de tantos años encerrado en el subterráneo. Emma escuchó mis dudas y mis preocupaciones, de igual forma que yo escuché las suyas. Con el paso del tiempo, y aunque lo estuve negando por largo periodo de tiempo, la enemistad que había orquestado entre nosotros fue cediendo y la atracción alcanzó su punto máximo.

Un verdadero enemies to lovers, así lo llamaba Emma.

La primera vez que besé a Caos me hubiese gustado que estuviera delante ella. Así me hubiese ahorrado los meses que siguieron a ese momento, sintiéndome miserable por haber dado un paso adelante en ese juego. Pero lo hice sin su permiso, en un arrebato impulsivo, como respuesta a un comentario peligroso del brujo, que buscaba provocarme y lo consiguió. Y de alguna forma, sentí que la había traicionado. Emma conocía por mí de los nuevos sentimientos que germinaban lentamente en mi interior, no era algo que desconociese, aún así...

CaosWhere stories live. Discover now