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El semblante tenso de Louis ni siquiera se modifica cuando escucha aquellas palabras. Es como si no le importara realmente.

Harry se relame los labios, observando a Louis a través de sus ojos borrosos, cristalizados por las lágrimas que se acumulan en ellos a causa de un triste corazón roto.

Es que debió haber sido un poquito más inteligente, usar su cabeza para pensar aunque sea una vez en su vida.

Era imposible que un cantante de rock se fijara en él de la misma forma en que siempre lo vieron sus ojos. Louis quería cojer y nada más, usarlo para descargar su libido, y él sólo se entregó como si su cuerpo no valiera nada, como si fuera un simple muñeco al cual podría descartar más tarde.

Una lágrima desciende por la mejilla de Harry, creando un camino brillante con dirección a la línea de su mandíbula, el cual tiene el objetivo de hacerlo ver como un sensible y un estúpido enamoradizo que no puede controlar sus sentimientos.

En silencio, Louis extiende una mano y acuna la mejilla de Harry. 

El contacto entre sus pieles es mágico, electrizante. Se asimila a miles de fuegos artificiales estallando en el cielo detrás de sus ojos, a una efervescencia en sus estómagos, a un aumento del trabajo de sus músculos cardíacos, el cual pueden percibir en sus cuerpos dado a la poca distancia a la que se encuentran.

Harry cierra los ojos, permitiéndose disfrutar del toque de Louis, de la plenitud en su alma porque por un instante todo deja de tener sentido y la paz absoluta lo abraza  para curarle las heridas.

—No merezco tus lágrimas, dolly —Louis murmura. Con delicadeza, arrastra su dedo pulgar sobre la mejilla de Harry, limpiando el desastre que él mismo ha provocado—. No merezco que me ames.

A través de respiraciones entrecortadas, Harry pasa saliva lentamente.

Ya lo sabe. Es obvio que Louis no se merece nada de todo lo que le ha dado desde que llegó por accidente a esta época, pero simplemente no puede dejar de hacerlo. Una parte suya le entrega todo sin pensarlo, y la otra quiere detenerse cuanto antes, pero no existe conciliación entre ambas, y eso es lo que lo está destruyendo paulatinamente.

—No, no merecés nada —Harry le dice, sacando a la luz sus pensamientos—. Jamás lo mereciste.

Por el rabillo de su ojo, Harry puede notar que todo comienza a transcurrir en cámara lenta; la gente caminando, los pájaros que vuelan por el cielo, incluso el mover de la copa de los árboles.

Louis baja la cabeza, deslizando su mano del rostro de Harry al mismo tiempo.

—Ya sé —responde, con el mismo tono de voz que antes. 

Ver a Harry de esta forma le rompe el corazón de todas las maneras que existen, y eso que es demasiado improbable para un demonio de su porte. 

Es ahí, observando las manos de Harry entrelazadas a la altura de su propio regazo, que Louis cae en la cuenta del chiste de este calvario.

No sólo su padre se esmeró en mandarlo a una época en la que sería un famoso cantante de rock y todas las personas estarían a sus pies, sino que romper la maldición se tornaría algo imposible cuando entendiera que nadie se entregaría a él de la forma en la que lo necesita.

La primera vez que pensó que todo estaba a un paso de resolverse, la verdad le estalló en la cara. Y ahora que ha logrado amar otra vez, parece que todo lo hace mal, que arruina cada cosa que toca.

Ya no quiere seguir lastimando a Harry, y de eso está más que seguro, pero tampoco puede ayudarlo a volver y olvidarse de su felicidad. 

¿Tanto le costaba mirar para otro lado? ¿Tan difícil era no caer a los pies de un humano?

Physical [L.S] ✔Where stories live. Discover now