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De la mano del hombre más perfecto que alguna vez pisó la Tierra, Harry camina en dirección a la biblioteca más cercana.

Su sonrisa se podría comparar con lo brillante y despejado que está el día hoy, pareciéndose a la paz de las tardes de verano.

Encajando a la perfección, sus largos dedos no quieren soltarse de los de Louis, agarrándolos como si un tornado fuese a pasar a toda velocidad y se lo llevara con él.

Se siente bien poder disfrutar de su sexualidad sin recibir miradas furtivas, ni mucho menos comentario alguno. Es lindo sentir que, por una vez en su vida, su pareja lo quiere y desea de la misma forma; que todo es mutuo.

Las calles de Minneapolis están a medio llenar, apenas concurridas por un par de turistas que, al igual que ellos, han decidido salir a conocer un poco y a culturizarse.

La felicidad en los ojos de Harry es simplemente todo para Louis. Cree que no existe precio que le haga honor a tal destello. Y, que de haberlo, pagaría lo que fuera por verlo todos los días.

Con la yema de su dedo pulgar, acaricia suavemente el nudillo del dedo índice de Harry. Su piel es suave al tacto, apenas cálida y completamente sensible a sus toques.

Como si fuera una reacción instantánea, mediada por el cortocircuito que generan las caricias de Louis en su cuerpo, Harry voltea su cabeza para encontrarse con la mirada azulada de Louis.

Es un color tan chispeante que siente que de tan sólo verlo corrientes eléctricas viajan a través de sus nervios oculares hasta llegar a instalarse en su corazón, generando un pálpito seco y rápido, acelerando así su respiración.

Apenas si entreabre los labios para poder respirar mejor, para buscar la tranquilidad al ver la calma en las pupilas ajenas.

—¿Pasa algo, dolly? —Louis pregunta, como si no pudiera leer la mente de Harry.

Es obvio que sabe que Harry quiere gritarle que le encantaría quedarse a vivir para siempre en este instante, que, de ser por él, no volvería jamás a su época. Que preferiría morir antes que separarse de él.

Sin embargo, Harry sacude la cabeza en una lenta negación.

—No, ¿por qué?

Louis se encoge de hombros.

—Creí que algo te incomodaba.

Harry tiene que morderse el labio inferior para no sonreír. Es consciente que Louis ha descubierto algo en su forma de ser que lo ha delatado.

—En realidad —comienza, mirando hacia el cielo. Es de un celeste intenso que lo hace parecer pintado con acuarelas; el sol, hace ver pequeños a los demás detalles—, me gustaría confesarte algunas cosas que hace tiempo siento.

Louis se relame los labios, dejando ver una sonrisa a medias.

—¿Te parece correcto enamorarte de un cantante de rock, dolly? —bromea, dándole un apretón a sus manos juntas.

Las mejillas de Harry se tornan en un color rojo arrebol que se asemeja al mismo que tiene un tomate maduro, y claramente no es debido al sol.

—Y-yo...

Louis chasquea la lengua, aguantándose una risa.

—No pasa nada, dolly. Supongo que es mutuo.

Harry abre y cierra la boca, con las palabras a punto de salir a través de sus labios.

Para su suerte, a un par de pasos de ellos, la gente se amontona como si estuvieran observando algo fantástico, imposible de creer, así que Harry utiliza aquello como distracción para no hacerse cargo de sus sentimientos.

Physical [L.S] ✔Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon