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La noche en Nueva York amenaza con encandilar a sus habitantes. 

El cielo está despejado, aún así el otoño esté ingresando como si fuera una suave oleada que pinta las hojas en tonos tierra y deja a los árboles desnudos. Miles de estrellas prometen brillar hasta que el sol del nuevo día las obligue a desaparecer.

Las luces de los edificios y la cartelería típica de la capital del nuevo centro de la actualidad, iluminan de todos los colores las facciones de un viajero en el tiempo que cree que está cada vez más cerca de sentirse cómodo en está época.

El frío del vidrio polarizado de la ventanilla atraviesa las palmas de sus manos, las cuales se encuentran a cada lado de su rostro. Su mejilla izquierda presionada contra aquel polarizado.

Sus ojos verdes, brillantes y bien abiertos, observan con asombro absoluto cómo es que se ve Nueva York en los años 80's.

Nada de esto se compara a ver a la ciudad que nunca duerme a través de imágenes de Google.

El rumor de conversaciones, así como también el rugido del motor de algunos autos que transitan la gran avenida, llena el silencio que habita en el interior de la limusina en la que viajan él y Louis.

No han hablado desde que salieron del hotel hace un par de minutos, dado que Louis le pidió que no se vistiera de un condenado ángel.

El vehículo comienza a reducir la velocidad, y la voz gruesa del conductor deja oír un leve murmullo con la intención de avisar que llegaron a destino.

La cosa está en que, desde el lado de Harry, no se observa absolutamente nada que le haga saber que allí se desata una de las fiestas más concurridas.

Con el ceño fruncido, porque piensa que tal vez lo han traído engañado y que terminará siendo parte de algún sacrificio satánico, despega el rostro del polarizado y gira la cabeza para mirar por la ventanilla del asiento del conductor.

Miles de luces se despliegan como si fueran parte de las estrellas del cielo, iluminando lo que es la entrada de un enorme salón. 

Dos columnas doradas sostienen el techo, y una alfombra roja desciende por escaleras con barandales, las cuales llevan al interior del lugar.

Ante el asombro, Harry no duda en deslizarse por el asiento. 

Las palmas de sus manos se apoyan entre las piernas abiertas de Louis, intentando hacer equilibrio para no darse la cabeza contra el vidrio.

Su pecho sube y baja lentamente, emanando su calidez hacia la piel desnuda de Louis.

Louis traga saliva, manteniendo sus manos apretadas en puños a cada lado de sus muslos. 

Se muere por tocarlo, claro está, pero no lo hará. Prefiere mantener su orgullo intacto antes que ceder ante un simple mortal.

Pero, ¡oh! sus muslos torneados, semi bronceados, desnudos y tan cerca de los suyos. Su pecho rozando su abdomen. Su respiración agitada escapándose de sus labios color cereza, tan perfectos y rogando por un beso suyo.

No puede aguantar, su instinto irracional es más fuerte que él. Su propia naturaleza le grita porque tome a Harry ahí mismo y le haga saber que no puede resistirse ante su belleza celestial.

Así que, simplemente, lo hace.

Sus manos viajan sin pensarlo hacia la cintura de Harry. El contacto de su piel contra la suya es electrizante. Incluso afirma que chispazos viajan hacia su columna y le hacen temblar hasta el último hueso.

Se relame los labios, quedándose quieto por un instante, disfrutando la sensación libidinosa que recorre su cuerpo al sentir la piel de Harry, su calor, su suavidad.

Physical [L.S] ✔Where stories live. Discover now