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Cruzando por detrás del escenario, Harry se apresura para escabullirse entre el desastre de personas que se encargan de dar los últimos detalles antes del show.

Su trabajo es simple; mantenerse sentado detrás de una consola de audio, observando por el enorme ventanal que da hacia el escenario que ninguno de los integrantes de Walls le pida que suba el volumen, ¡y listo! Su tarea habrá terminado en menos tiempo del que pueda pensar.

El suelo repiqueta debajo de los pies de Harry, anunciándole que sólo quedan un par de minutos para que el show inicie.

¿Está nervioso? Hasta los huesos.

Pero sabe que ha sido culpa suya el meterse en este desastre, y que tiene que cumplir con lo pactado si no quiere terminar de patitas en la calle.

Apresurando su paso, casi corriendo por los pasillos para llegar a la sala de audio, su cabello se abanica hacia atrás, empujado por el viento que generan sus propios pasos.

Aún sigue con la misma ropa que hoy a la mañana, así que se siente completamente cómodo.

Jamás pensó que unos pantalones grises de chándal, que son muy poco estéticos, serían su prenda favorita.

Ahora mismo le encantaría tener su teléfono a mano. Seguro se habría cansado de sacar fotografías para presumir cuando vuelva al futuro, o tal vez para mostrárselas a sus nietos de acá a un par de años, si es que sigue estancado en los 80s.

Suspira.

El corazón otra vez le empieza a doler y el pecho se le cierra. El estómago le da vueltas y se siente tan triste que hasta le duele la cabeza.

Todavía sigue maldiciéndose por haber querido ser buen hermano y ayudar a Alegra a cumplir su sueño. Lo más probable le es que ni siquiera haya notado su ausencia.

Lo peor del caso, es que Harry sabe, con firmeza, que ella ha ocupado su cuarto. Lo percibe como si lo estuviera viendo con sus propios ojos.

Perdido en sus pensamientos, aún sigue moviendo sus piernas en dirección hacia donde debería de estar en menos de dos minutos.

La adrenalina jamás se ha sentido tan adictiva como ahora mismo.

Doblando hacia la derecha, logra observar, al final del pasillo, una puerta de madera con un cartel que señala que esa es la cabina de audio.

Además de eso, también está Louis.

Parece ser que el condenado cantante no quiere dejarlo en paz ni por un segundo.

Rueda los ojos y niega con la cabeza, disminuyendo su trote para acercarse lentamente hacia Louis.

Él se encuentra a un costado de la puerta, con los brazos cruzados a la altura del pecho y la planta de su pie izquierdo apoyada sobre la pared.

Viste una campera de cuero negra con cierres plateados que brillan reflectando las luces potentes que se encuentran sobre su cabeza, unos pantalones oscuros que se abrazan a sus piernas y un par de zapatillas Nike blancas.

Un chicle color azul se enrieda alrededor de su lengua.

A Harry se le hace agua la boca.

Para cuando llega cerca de Louis, puede percibir su aroma varonil que se mezcla con el del cigarrillo que probablemente ha fumado hace un par de minutos.

Posicionándose frente a frente, Harry cruza los brazos también, intentando mantener una postura altanera.

—¿Acaso me estás persiguiendo?

Louis suelta una risa, negando con la cabeza. Cuando él inclina su vista un poco hacia abajo, Harry puede notar cómo le han acomodado el cabello con gel para que el jopo le quede levantado perfectamente.

Physical [L.S] ✔Nơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ