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A veces, cuando uno no tiene ni la menor idea de dónde es que se encuentra, el miedo recorre tu sistema como si fuera un componente más de la sangre.

El miedo te asfixia, busca tu muerte lenta y dolorosamente.

En otras ocasiones, la adrenalina se libera en cantidades extremas, siendo la hormona que gobierna tu razón y sentido del ser.

Pero ahora, para Harry, estar en el medio de un pogo mientras las últimas canciones están sonando, no llega ni a hacerle cosquillas la sensación de que literalmente no sabe ni siquiera en dónde está.

O eso es lo que piensa, hasta que siente su brazo ser tirado con fuerza.

Alguien literalmente lo está arrastrando.

Lo están sacando de entremedio del público mientras el show sigue. Lo sabe porque las luces de colores comienzan a atenuarse de a poco, porque la música se desvanece a medida que es tironeado en dirección a la parte trasera del escenario.

Y está solo, no conoce a nadie.

—¡Eh! —grita, y sus talones se clavan en el suelo, como si eso fuera a ayudarlo—.  ¿Quién sos? ¿A dónde me llevás?

Silencio.

Lo único que se escucha es el eco del solo del baterista.

El temblor del piso es una de las pocas cosas que sabe que es real ahora.

Voltea su cabeza en un intento de observar quién mierda es la persona que está empecinada en llevarlo fuera del lugar, con la esperanza oculta de que sea alguien que realmente conozca, un ser humano con los pies en la Tierra que le diga que todo esto es mentira, una simple imaginación de su subconsciente neurótico.

La luz de la luna, redonda y brillante, golpea el perfil del sujeto que lo arrastra, y es gracias a eso que Harry logra distinguir la gorra de policía sobre su cabeza.

Una parte de él se relaja al saber que se lo llevarán a un lugar seguro donde podrá pasar, por lo menos, una noche hasta que consiga a donde ir. La otra, aún sigue temblando por la mezcla de adrenalina y miedo. 

Al pasar por debajo de una farola, la luz artificial choca contra la placa de policía en el uniforme del hombre extraño, y encandila los ojos de Harry. 

—Por fa, no voy a decir nada —ruega, esta vez en un tono de voz más bajo, fingiendo estar tranquilo. El silencio por parte del policía hace temblar el esqueleto de Harry; esta vez, jura que es por el miedo—. Aunque sea decime quién sos y qué hice para que me saqués así.

El uniformado bufa, más por cansancio propio que porque Harry le esté taladrando los sesos. 

De manera bruta e insensible, se detiene. Toma el frágil brazo de Harry con fuerza, marcando sus huellas dactilares en su suave piel blanca. 

—El cantante principal te quiere en su bus antes de finalizar el concierto —espeta, con una mirada dura en su rostro. Harry alcanza a ver perfectamente sus facciones ahora. El hombre tiene la barba mal recortada, con cabellos cortos que son el indicio que se ha afeitado hace un par de días, sus ojos son oscuros como la noche y su cabello es rubio, oculto tras su uniforme—. Yo sólo sigo órdenes, así que callate un rato y caminá si no querés meterte en problemas, ¿entendido?

Los ojos de Harry se abren en impresión. Ahora sí que está jodidamente asustado.

—Oka —suelta, sonriente, como si nada estuviera pasando—. ¿Y qué onda el cantante? ¿Es lindo?

El policía hace un movimiento seco con la cabeza, señalando hacia un costado.

—Entrá, pibe.

Harry traga grueso, sintiendo todo su cuerpo pesado, su lengua pastosa, su corazón agitado.

Physical [L.S] ✔Kde žijí příběhy. Začni objevovat