Capítulo 11

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NARRA VANESA

Los días continuaron pasando. Mónica y yo nos veíamos siempre que podíamos, sobre todo, por las noches; la carga de trabajo que ambas teníamos encima en las últimas semanas nos estaban impidiendo estar juntas tanto como deseábamos, lo cual, al principio de una relación, se necesitaba especialmente.

Aquel miércoles por la mañana me reuní en Warner con parte del equipo de España y Latinoamérica, vía online. La inminente salida de mi futuro disco era, según todos los profesionales que trabajan allí, una oportunidad irrepetible para dar ese empujón que nos faltaba en múltiples países del otro lado del charco.

-En cuanto llegue mayo -dijo uno de los directivos -podemos hacer un primer viaje a tres o cuatro países. Será bueno para cuando vuelvas tras el verano con el disco ya en el mercado.

Ana estaba a mi lado, tomando nota de todo lo que oía y dando nuestra opinión sobre algunas de las decisiones que se estaban barajando.

-Entonces -dijo Anita -según el calendario no volvería a Madrid hasta finales de junio, y luego pretenden que a principios de julio ya empiece aquí la promo, y la enganche con otro viaje a América, antes de septiembre.

Los tres jefes asintieron con la cabeza a la vez.

-¿Y no les parece un poco exagerado? -insistió mi manager -quiero decir, ¿no será demasiada carga de trabajo en un periodo de tiempo tan breve?

Los tres, como antes, movieron su cabeza al mismo tiempo, pero esta vez, de izquierda a derecha, negando.

-Es el precio a pagar -dijo otro de ellos -es la oportunidad ideal. No podemos dejar escapar algo así.

Suspiré, echándome hacia atrás en la silla y mirando mi móvil.

-¿Qué opinas, Vanesa? -dijo una mujer, también con un cargo importante dentro del equipo.

-No lo sé -me sinceré -entiendo lo que decís, pero no sé si es lo que quiero.

-¿No quieres construir una carrera en América?

-Sí, eso sí lo quiero -dije, incorporándome -pero no sé si me compensa todo lo que me estáis diciendo, ¿tan complicado es de entender?

No quise sonar borde, pero supe, sobre todo por la cara que puso Ana, que no lo había conseguido.

-Perdón -me excusé un segundo y salí al pasillo del edificio, resoplando.

Ana, como era de esperar, vino tras de mí.

-Vane, no puedes saltar de esta manera -me dijo sujetando mi brazo -esa gente quiere lo mejor para tu...

-No, Ana -la corté -esa gente quiere ver el mayor número de billetes posible. Les da igual mi carrera, les da igual mi bienestar y les da igual mi salud. Quieren dinero.

Ana resopló, dejando los papeles que llevaba entre sus brazos sobre una de las sillas que estaban allí.

-¿Qué coño te pasa? -me dijo.

-No lo sé -negué, poniéndome todavía más nerviosa -no sé si quiero irme.

-¿Pero qué te ha dado ahora? -volvió a insistir Ana -siempre nos hemos ido, siempre hemos estado muy bien allí, siempre...

-Pero ahora estoy muy bien también aquí, Ana -dije mirándola -nunca estaba bien, y no tenía nada que perder yéndome. Ahora sí que pierdo si me voy.

-¿Todo esto es por Mónica? ¿Me tomas el puto pelo?

La miré, notando perfectamente como dentro de mí se encendía una llama de furia que estaba a punto de no poder controlar.

Nadie más que túWhere stories live. Discover now