Capítulo 4

1.9K 82 14
                                    

NARRA MÓNICA

Estuvimos en aquella terraza hasta casi las diez de la noche. Vanesa me hacía reír constantemente, y me daba unos temas de conversación realmente buenos, con los que disfrutábamos intercambiando opiniones. Nos dimos rápidamente cuenta de lo muchísimo que teníamos en común, y de lo que nos gustaba charlar durante horas sobre la vida.

-Nos vemos el viernes, entonces -me dijo, caminando hasta mi coche -avísame cuando estés por allí.

-Te avisaré -respondí -gracias, por las entradas, por las cervezas y por acompañarme al coche.

Vanesa me sonrió, acariciándome en brazo con cariño.

-Gracias a ti -dijo -conduce con cuidado.

Asentí con la cabeza y me acerqué para darle dos besos, que terminaron en un rápido abrazo que me hizo sentirme muy bien.

-Buenas noches -dije.

-Buenas noches, Mónica.

Una última sonrisa, y me monté en el coche. Arranqué y emprendí el camino hasta mi casa, dándole vueltas a las conversaciones que habíamos compartido las últimas horas. Cuando leí su libro en seguida me di cuenta de que en ella las palabras fluían con especial facilidad, pero me gustó mucho comprobar que en persona, en una charla, lo hacían del mismo modo. Hablar con ella era una gozada.

Volví a casa y me hice algo rápido de cena. El cansancio que tenía al llegar a casa tras comer con Bea y Patri, se había multiplicado. Mientras esperaba a que el fuego se calentase, saque del bolso mi móvil, encontrándome allí también la entrada que Vanesa me había regalado horas antes. La volví a observar; era un cartón con una foto suya donde salía especialmente guapa, al lado de un montón de información sobre el evento y una cuerda para colgártelo del cuello durante la noche. Sólo podía pensar en mi amiga Patri; ¿quien nos iba a decir que una semana después de arrastrarme a un concierto suyo ahora me haya invitado la propia Vanesa a otro, ofreciéndome además estar con ella antes de salir al escenario? Desde luego, era bastante increíble. Decidí hablarle a mi amiga, aún a sabiendas de la escenita que estaba a punto de montar.

«Hola. Mira lo que tengo»

Y le adjunté una foto de la entrada, sujeta en mi mano.

«Hostias, pedazo de entrada. Me caigo de envidia, Mónica. ¿Cómo es que ya la tienes?»

Reí. Ahora venía lo bueno.

«He estado con ella hasta hace un ratito. Me la ha dado»

«Estarás de coña»

Volví a reír, una vez más. Iba a contestarle, pero no me dio tiempo. Me estaba llamando.

-Hola, cariño -dije tranquila.

-¿Cómo que hola cariño? -dijo alterada -¿me estás tomando el pelo?

Solté una carcajada, que solo se acentuó al oír las quejas de mi amiga al otro lado del teléfono.

-¿Habéis estado juntas? ¿Qué habéis hecho? ¿Os habéis besado?

-¡Patri! -la reñí -¿pero qué dices? ¿cómo nos vamos a besar?

-¿Tan raro es?

-¡Sí! -exclamé -no nos conocemos de nada.

-No os conocéis de nada pero os vais de cañas, habláis por Whatsapp, te regala la mejor entrada de su concierto y te hace pasarte las noches en vela leyendo su libro -argumentó mi amiga -¿no te parece suficiente?

Guardé silencio. Pensándolo bien, sí que era una locura.

-¿Tú que quieres? ¿Ser su amiga? -me sacó de mis pensamientos, insistiendo.

Nadie más que túNơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ