NARRA MÓNICA
Aquella semana pasó lenta. Me fui a Elche una noche, y a mi vuelta, quedé con Patri y Bea para comer. Hacía días que no hablaba con ellas, ni siquiera del tema favorito de Patri, que además, tenía muchas novedades.
Patri vino a buscarme a la estación, para ir directamente al restaurante al cual Bea ya estaba llegando también, según nos había contado por una llamada que nos acababa de hacer.
-Te voy a contar una cosa -le dije tras saludarnos con mucho cariño, mientras me abrochaba el cinturón.
-Mónica, dime que es lo que estoy pensando, por favor -me respondió poniéndose nerviosa y dando golpecitos en el volante. Me hizo reír.
-Es lo que estás pensando.
-¡Joder!
La mandé callar, sin poder evitar volver a reír.
-Cuéntamelo, por favor -me rogó.
Pasé a contarle la conversación que habíamos tenido hacía unos días por mensajes Vanesa y yo, dejándome para el final lo más fuerte.
-¿Y ya?
-No -respondí -hay una cosita más.
-¿Qué cosita más?
-Me ha invitado el viernes a su concierto de Madrid.
-¡¿Qué?!
Del susto que se llevó mi amiga, casi se sale de su carril. La reñí una vez más, obligándola a coger el volante con sus dos manos y aguantándome, de nuevo, la risa.
-Mónica, me están sudando las manos.
Solté una carcajada.
-¿Qué le has dicho? ¿No le habrás dicho que no, no?
Guardé silencio, dándole más emoción al asunto. Pero mi amiga me dio un manotazo en el muslo izquierdo.
-Le he dicho que sí -confesé -iré a verla.
La mano de Patri tapó su boca, que se abrió de par en par ante mi respuesta.
-¿Qué significa todo esto? ¿Qué sientes?
-Patri, no siento nada -negué -¿qué voy a sentir?
Puso el intermitente y se metió en un parking, al lado de donde habíamos quedado con nuestra amiga.
-No lo sé -me respondió -¿atracción?
Me quedé callada unos segundos.
-No -respondí finalmente -me ha caído bien, y he aceptado el plan que me ha propuesto. No hay nada más.
Patri se dio por satisfecha, guardando silencio y maniobrando para meter el coche en uno de los pocos huecos libres que había en aquel parking. Cuando estuvo listo, salimos al exterior de nuevo.
-Qué sepas que me ha dicho que si te apetecía, vinieras conmigo -le dije -pero ya le conté que no estabas en Madrid.
-¿Qué? ¿En serio? -se le iluminó la cara -¿te ha hablado de mí?
Reí ante la ilusión desbordante de mi amiga.
-Sí, cariño -respondí -¿estás contenta?
-Mucho -confesó -al final la que se enamora soy yo.
Le di un golpe en su brazo, haciéndonos reír a ambas.
En seguida llegamos al restaurante y nos juntamos con Bea, pasando a tener así una de nuestras habituales comidas con largas sobremesas y buenas conversaciones.
YOU ARE READING
Nadie más que tú
FanfictionUna nueva historia desde un punto de vista diferente, pero con un mismo nexo: el amor entre Mónica y Vanesa.