Lo prometo

178 44 4
                                    

Todo iba cogiendo forma. Diría que más de lo esperado, en comparación al primer intento.

—Solo un poco más y podrás irte.

Su pierna no resistirá por mucho tiempo el peso de su cuerpo. La amarré con los brazos por arriba de la cabeza y solo la pierna izquierda levantada, con una cuerda que conecté a la de sus manos. Quedaba en una posición bastante reveladora, justo lo que buscaba.

El sudor en su cuerpo era notorio e incluso comprensible, pues para concentrarme necesito estar en una habitación con poca ventilación. Estoy tan acostumbrado que no sudo, tampoco me molesta el calor, de hecho, lo disfruto.

—Ay, Marce, no puedo creer que estés tan húmeda porque te estoy mirando. Cuando termine voy a consentirte por haberme ayudado.

—Ahí está encerrado con la sirvienta haciendo quién sabe qué cosas— escuché la fastidiosa voz de Ámbar mientras hablaba con mamá.

Pronto callaré a esa perrita malcriada y revoltosa.

—Al menos tengo con quién divertirme, a diferencia de ti— le dije, al asomarme a la puerta—. Váyase a jugar a las muñecas con tus amiguitas y no te metas en asuntos que no te incumben.

—Veo que te estás divirtiendo, cariño — dijo mi mamá, entrando a la habitación y tratando de calmar la discusión entre Ámbar y yo.

Ámbar intentó mirar hacia el interior, pero le puse la mano en el mentón.

—Esos ojitos como que están inquietos. Parece que quieren que los arranque.

—¿No te da ni un poquito de vergüenza? Tener que tirarte a una empleada de la casa, porque las de tu edad no te pelan.

—Esa pequeña boquita dice muchas sandeces. Me impresiona que a estas alturas todavía hayas conservado esa lengua viperina.

—Dejen de discutir ustedes dos. Pequeña, ve a tu habitación. Tengo que hablar con tu hermano.

Me sacó la lengua antes de irse y juro que sentí ganas de mordérsela. Es el colmo que me deje sacar de quicio por esa niña inmadura e infantil. Aunque no es mi hermana de sangre, debo tratarla como si lo fuera. No sé por qué demonios presioné tanto a mis padres cuando niño para que me dieran un hermano o una hermana. Mi mamá sufrió tres abortos, a causa de esas pérdidas y mi insistencia, fue que tomaron la decisión de adoptar a esa mocosa insoportable.

Cerré la puerta para que esa tonta no estuviera fastidiando e intentando fisgonear.

—Marce, no sabía que escondías todo esto debajo de la ropa. Tan recatada e inocente que te ves— le dio una suave nalgada, retomando su postura al instante—. ¿Cómo te sientes, mi amor?

—Bien, mamá. Estoy a punto de terminar esta obra de arte. Marce ha sido mi fuente de inspiración.

—No te quedes mucho rato a oscuras, estás esforzando demasiado la vista. Por cierto, tu tía está por llegar. Tiene muchas ganas de ver a sus sobrinos.

—Soy el único sobrino que tiene…

—No excluyas a Ámbar, no seas tan duro con tu hermana.

—Ella no es mi hermana, mamá.

—Lo es. No vuelvas a ponerle las manos encima. Ya me mostró lo que le hiciste y fuiste muy lejos.

—Para dar quejas es rápida, pero está bien, si esto te tranquiliza, te prometo que no volveré a ponerle las manos encima.

Tengo otros métodos más eficaces para cobrarle el haber abierto la boca.

Preludio I [✓]Where stories live. Discover now