Sueño hecho realidad

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—¿A otra parte? ¿A dónde?

—Si te digo, probablemente rechaces venir.

—Me intriga saber.

—Es a mi casa.

—No — niego rotundamente—. No puedo. Eso no es correcto. Soy una mujer casada e ir a la casa de un hombre a esta hora, se puede prestar para malos entendidos.

—Te aseguro que no es para nada malo o que se asemeje. Quiero que te pruebes un vestido que he confeccionado exclusivamente para ti.

—¿Confeccionado? ¿Un vestido?

—Sí. En mi tiempo libre suelo confeccionar vestidos, aunque muy pocas personas conocen mi pasión por la moda.

Ya veo. Tiene muchos talentos.

—El caso es que me gustaría que te lo pruebes para ver si he acertado en tus medidas y hacerle cualquier cambio pertinente. Se suponía que sería una sorpresa y ya lo he estropeado.

—Lo siento. Ha sido mi culpa.

Terminé aceptando su propuesta para no hacerlo sentir mal, a sabiendas de que estaba mal aceptar algo así y que si fuera vista, se puede prestar para que mi relación se vea afectada. Además de que estaría en el ojo del huracán de esas fanáticas desquiciadas que desearían tener una oportunidad como esta.

Su casa era muy grande, típico de alguien que posee tantos talentos y es bueno en lo que hace. Lo único que noté es que era muy solitaria y silenciosa, algo que me tenía doblemente incómoda y en modo alerta.

¿Vivirá con alguien más? Tal vez, un familiar o algo así. Una casa como esta necesita cuidados. Esperaba que tuviera al menos una empleada encargada de los quehaceres, pero no vi a nadie más que él.

Pasamos el inmenso comedor, hacia una puerta que quedaba justo al lado de las escaleras. En el interior vi una especie de cuarto que podría utilizarse como vestíbulo, pues tiene diversos espejos, vestidos coloridos y de ensueño, maniquíes sumamente realistas y de cuerpos esbeltos. Sin duda alguna, este lugar era la parte más decorada de la casa.

Fue como entrar a otro mundo. Nunca me he considerado como alguien que siga los regímenes de la moda. De hecho, suelo vestirme con la ropa que vea y me guste, sin mirar marcas o precios.

El vestido que más llamaba la atención era el que estaba en el centro. Lo lucía un maniquí de cabello cobrizo. El vestido era largo de sirena y de un tono rojo intenso, espalda de tul al tono con finos detalles de pedrería y encaje en los hombros. Este vestido atraparía las miradas de cualquiera que lo viese, de la misma manera que acaba de maravillarme.

—¿Te gusta? Me gustaría que lo lleves puesto el día del estreno. Eres la estrella principal, así que debes lucir resplandeciente ese día, aunque no hace falta este vestido para destacar entre el resto.

Sus palabras me dejaron frías como un iceberg. Pareciera que está coqueteando conmigo o es simplemente mi imaginación. Es ridículo. ¿Por qué haría tal cosa?

—¿Te lo pruebas?

No es algo inteligente de mi parte, pero no quisiera hacerle un desplante. Después de todo, él hizo esto para mí. Debo valorar su trabajo y esfuerzo en realizar esta pieza.

Dejé a un lado mis temores e inseguridades, aceptando probarme el traje a solas. Él salió a esperar que le avisara. Encajó perfectamente en mi cuerpo. La tela es tan suave y cómoda, no se siente que la traiga puesta.

Cuando regresó, se quedó observándome en completo silencio y enfocado en el vestido. Se acercó de repente, acortando la distancia y sacó de su bolsillo una cinta. Piensa en él como un diseñador. Después de todo, solo está tomando mis medidas. Lo observé mientras hacía su trabajo. Luce tan concentrado en ello. Se nota que le apasiona mucho esto.

—Debo hacerle unos ajustes aquí, pero no hay de qué preocuparse, lo tendré listo antes del estreno. ¿Te sientes cómoda con el puesto?

—Sí, se siente bien. La tela es como la seda; tan suave y fresca. ¿Ya me lo puedo quitar?

—¿Puedo quitarlo por ti?

¿Será que por segunda vez está actuando y usando los diálogos de mi historia en mi contra? Es difícil de descifrar. Se mete tanto en el papel que ya no sé qué es real o que no.

Es complejo mirarlo a los ojos. Dejando a un lado su franqueza, sus ojos son tan únicos y su mirada es tan penetrante. Siempre he tenido cierta inclinación hacia el personaje que interpreta, tal vez eso es lo que me hipnotiza cada vez que lo veo.

Describir e imaginar a un personaje no es lo mismo que tener a su doble frente a frente, pues es alguien que nació de mi mente. Para mí es como un sueño hecho realidad.

Preludio I [✓]Where stories live. Discover now