Sufrimiento

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Me partió el corazón haberlo oído maldiciendo una y otra mientras arremetía contra él con todo su odio. Reconocía ese sonido a la perfección, el de sus tejidos al ser desgarrados por ese filoso cuchillo. No me atrevía a entrar, él me pidió que no saliera de la habitación, probablemente porque no quería que supiera esto. 

Ahora entiendo muchas cosas. Dejando a un lado su talento para la actuación, debí imaginar que solo alguien que haya pasado por algo similar, es capaz de interpretar y encajar a la perfección con el papel de Caden. 

Por eso sentí esa conexión con él desde el principio. Teníamos más en común de lo que pensé. Ahora mismo no sé si llamarle empatía o lástima, pero solo me trae recuerdos del personaje que creé y él interpretó. Se vio en la obligación de revivir esos malos recuerdos mientras actuaba. 

Él ha estado cargando con esta cruz, quién sabe desde cuándo y calló, tal vez por miedo o vergüenza. Para alguien que ha vivido una experiencia tan traumática, ¿qué otro futuro podría esperarle? No se puede pedir peras a un árbol de manzanas. 

Bajo el impulso del momento, lo interrumpí entrando al despacho. Debajo del cuerpo inerte de su padre, había un charco de sangre. Él estaba sobre su cuerpo, pero del lado contrario, dónde le había apuñalado cientos de veces fue en sus genitales y piernas. Lo único que se apreciaba era ese pedazo de carne que ya no tenía forma, podría pasar fácilmente como si fuera un pedazo más de alguna parte del cuerpo humano. 

Adrien levantó la cabeza, arrancando el cuchillo de su pierna y poniéndose de pie. Su cabello desgreñado cubría la parte de los ojos, pero sabía que mi presencia en ese momento no había sido de su completo agrado. 

—Te dije que no salieras de la habitación — su voz se oía mucho más grave. 

—No pude evitarlo. No quería dejarte solo. 

—Eres tan desobediente y no sabes lo que me jode que no hagan lo que digo—me señaló con el cuchillo ensangrentado, sus manos temblaban de la ira—. Lo que hayas escuchado, te conviene no hablar de esto con nadie. Eres sorda y muda. 

Asentí. 

—No diré nada. Lo prometo. 

Dejó caer el cuchillo intencionalmente al suelo y traté de acercarme pensando que podría al menos abrazarlo para consolarlo, eso era todo lo que quería, pero me evadió de la peor manera posible; dándome un fuerte empujón contra la pared y dedicándome una mirada asesina. Creí que me mataría, realmente lo pensé.

—No necesito tu lástima, ni que me veas de esa manera tan irritante. ¡Fuera de mi vista, antes de que te quiebre el cuello, maldita sea! — salió del despacho dejándome atrás. 

Sus palabras dolieron más de lo que podría siquiera expresar. Ese nudo en mi garganta no permitía que pudiera pasar saliva adecuadamente. Una ligera lágrima descendió por mi mejilla y la limpié ligeramente.

Me desmoroné justo al lado del escritorio, viendo a la distancia el cuerpo de Harry y maldiciéndolo internamente por todo lo que le hizo pasar a Adrien. Ojalá se esté quemando en el lugar más recóndito del infierno. 

No debí entrar. Lo único que tenía que hacer era regresar a la maldita habitación y esperar por él, pero no, la curiosidad me ganó y las ganas de abrazarlo con todas mis fuerzas. ¿Será capaz de perdonarme por haber escuchado su verdad? 

Pensé que nos habíamos acercado lo suficiente, como para que no hubieran discusiones o malos entendidos como este entre los dos. Pensé que en el fondo, en alguna parte de él, realmente me quería, pero creo que más que quererme, me sigue usando como al principio. Quizá cuando termine de usarme, sea capaz de hacerme lo mismo. 

Por más cosas que tengamos en común, no somos enteramente iguales. Al menos no sentimos lo mismo; no lo hacemos. 

Preludio I [✓]Where stories live. Discover now