El alma de la fiesta...

279 65 14
                                    

Sentarnos a hablar era lo que nos hacía falta para que lo nuestro volviera a ser como antes. La reconciliación fue la mejor de todas. Aunque confiaba plenamente en su palabra, quise confirmar con la policía respecto a su versión y comprobé que el caso había sido archivado. Él no me mintió.

Preferí dejar las cosas como estaban, pues en realidad, luego de esa noche que dejó en mi buzón esas fotos, esa mujer desapareció de la faz de la tierra. No hubo más mensajes, amenazas, fotos, ni nada que se le parezca. No sé si se rindió con mi esposo, pero si regresa a molestarlo, esta vez seré yo quien la ponga en su sitio. 

El rodaje llegó a su fin hace tres meses y el trailer fue lanzado tres semanas después. Se sintió bonito el apoyo que he recibido de mis tantos fanáticos en las redes. Todos, al igual que yo, ansían ver el resultado de este proyecto que nos tomó tanto tiempo. 

El evento del estreno se dio a lugar en el teatro The Kingdom. Había mucho gentío, la gran fanaticada de los protagonistas y los medios en general. Gritaban como locas a Adrien y a Kylie mientras caminaban en la alfombra roja un poco más al frente de nosotros. Estaba en compañía de la manager de Kylie, pues estaba bien al pendiente de su vestido. 

Me di a conocer ampliamente, presentándome al público en general y debo admitirlo, estaba sudando de los nervios. Nunca había estado delante de tantas cámaras. Solo deseaba que todo eso acabara pronto y pudiéramos estar en un lugar más calmado. 

En la sala donde ingresamos, teníamos acceso limitado. Solo nos encontrábamos parte del equipo, el director, los actores y ciertas personas de interés e importantes. 

Mi sueño estaba pasando frente a la enorme pantalla. No podía creer que lo había logrado. Me sentía conmovida, emocionada, con ganas de gritar a los cuatro vientos: «¡lo logré!». Por dentro era un torbellino de emociones indescriptibles. Se me aflojaron una que otra lágrima. Todas las inseguridades se desvanecieron en el aire. Había dejado mi huella. El material, aunque fue en algunas escenas alterado, tiene mi esencia. El simple hecho de ver que algo que nació de mí y que tomó tanto esfuerzo, ha sido transformado en esto, no quepo en el asiento de la emoción. 

Quisiera que todas esas personas que no creyeron en mí pudieran ver hasta dónde he llegado y todo lo que he conseguido. Restregarles en la cara mi éxito. 

La fiesta de celebración fue luego de haber salido del teatro. Nos reunimos con el equipo y los actores en un distinguido local. Todos estaban celebrando y contentos, mientras que yo estaba en una esquina pendiente al teléfono. Es raro que mi esposo no haya llegado. Él quedó en venir a la celebración. Le he escrito y llamado varias veces, pero no responde. No me retiro a casa porque el director dijo que tenía algo que decirme más tarde. La ansiedad me ha hecho tomar más de la cuenta, además de que me han ofrecido tantas copas para celebrar que ya me apesta el vino. 

—¿Por qué tan sola? 

Adrien se acercó con dos copas de lo que parecía champagne. Se veía muy galán y elegante en traje. No habíamos tenido la oportunidad de cruzar palabras antes, pero el cruce de miradas nunca faltó. 

—Esperando a mi esposo. 

—Pero eres el alma de la fiesta. No puedes simplemente aislarte.

Esa frase me suena muy conocida… 

—Has captado la atención de muchas personas, especialmente de hombres. Pero no los culpo; luces hermosa. Estaba ansioso de que llegara este día para verte con el traje puesto — descendió la mirada ligeramente a mi escote y me cubrí con ambas manos. 

—Mi rostro está más arriba. 

Se profundizaron sus hoyuelos en esa sonrisa que me dedicó. 

—¿Cómo te sientes? 

—Emocionada y muy ansiosa. 

—Lo has logrado. Felicitaciones por este primer logro, de todos los que te faltan — me extendió una copa y la tomé. 

Al menos no es del vino ese que estaban repartiendo. No acostumbro a tomar vinos y me dan deseos de ir al baño a cada rato. 

—¿Qué dices? Soy yo quien debe darte las gracias por tan buena actuación. Caden ha cobrado vida gracias a ti.  

Al cabo de varios minutos conversando, mi teléfono sonó y vi que se trataba de un mensaje de mi esposo. El alma me regresó al cuerpo. Decía que estaba afuera porque no le permitían pasar sin una invitación. 

—Vengo enseguida. 

Caminé entre las personas, en busca del ascensor para bajar a la segunda planta. Mientras esperaba porque subiera, le contesté el mensaje para que no se impacientara. Avisé al guardia que mi esposo vendría, ¿por qué le hacen pasar este mal rato? 

Cuando me tocó entrar al ascensor, sentí que todo me daba vuelta. Los botones se veían dobles. Presioné el que parecía el primer piso y, cuando las puertas estaban por cerrarse, vi a Adrien entrar conmigo. 

—¿Qué haces? — le cuestioné, tras ver que cuando se cerraron las puertas le dio al botón para detenerlo y que no bajara. 

Dejé caer la copa vacía accidentalmente por lo cansada y débil que me sentí de repente. Algo no andaba bien en mi cuerpo. Miré los cristales revueltos en el suelo, achacándole la culpa a lo mucho que me excedí de tomar. 

—Oh, tu cerebrito debe estar atando las señales, ¿no es así? ¿Cuál de todas las copas que bebiste habrá sido la que te causó tanto mal? — se carcajeó—. ¿Tu mami o tu papi no te enseñaron a no aceptar nada de extraños? 

Me recosté en la pared, jadeando por la agitación. Estaba consciente de que necesitaba alcanzar el botón, pero mis piernas simplemente no reaccionaban. 

—Adrien, ayúdame, no me siento bien. 

Su mano atrapó mi rostro, acercando el suyo tanto, que lo único que podía apreciar eran esos hermosos ojos azules que, en estos momentos me miraban con tanta atención y deseo. Me sentía devorada por ellos. 

—No sabes lo ansioso que estaba esperando este día en que por fin nos quitaremos las máscaras y nos entregaremos el uno al otro para la eternidad, mi linda y preciada Noah.  

Preludio I [✓]Where stories live. Discover now