CAPÍTULO 17| Belén

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—¿Crees que fue mala idea haberme acostado con él? —pregunté a Miranda mientras terminábamos de organizarnos para la fiesta de graduación de los chicos. Le contaba mis problemas a ella mientras su relación iba viento en popa.

Hinchó sus mejillas. Su maquillaje y cabello ya estaba listo, por lo que se veía hermosa en su ropa de casa, como una vagabunda obsesionada por el maquillaje. Yo todavía estaba organizando mi cabello, la infinita tarea.

Más temprano Adrián había tenido su ceremonia. Como si novia había estado presente junto a sus padres, pero algo había cambiado. Lo veía distraído y alejado luego de ese día en el hotel. La molestia se había pasado al otro día, así que no veía el porqué de su lejanía. Solo me estaba haciendo sentir mal. Cuando llegamos el alfa lo había llamado y le había pedido que entrenara a la tarde con Sarah. Me molestó y me sentí celosa cuando Adrián lo habló conmigo. No había algo que yo pudiese hacer, no me podía negar ni mostrar mi desacuerdo, primero porque era una orden directa del alfa y segundo porque, aunque fuese su novia, no era su compañera. Se suponía que no debía sentir celos, pero ahí estaba, con el ácido quemando mi estómago por solo dos días en los que habían estado juntos. Es que no podía olvidar que por ella habíamos comenzado con la actividad sexual Adrián y yo.

La inseguridad me estaba volviendo loca.

—Bel, quizá solo está ocupado y solo han pasado un par de días. Dale tiempo, ¿no me dijiste que le habías pedido unos días para recuperarte? Ahora mismo te estás organizando para aparecer con él en la fiesta. Y estás quedando maravillosa, por cierto. Si Adrián no lo ve y no se te tira encima búscate a otro o quédate soltera hasta que tu compañero aparezca. Eres un bombón inteligente, Belén, grábatelo. Ninguna futura doctora necesita de un chico que no esté para ella.

Sonreí, dejando por fin listo mi cabello para seguir con mi maquillaje.

—He estado pensando en cortarme otra vez el cabello —cambié de tema. Miranda aplaudió.

—Lo apoyo. Tu cabello es hermoso, pero es más lo que te quejas de él que lo que lo disfrutas. —Reí, dándole color a mis ojos.

El celular dentro de mi bolso comenzó a sonar, confundiéndome porque los chicos pasarías por nosotras una después.

Me di una mirada con Miranda antes de correr a contestar.

—¿Adrián? —pregunté con la esperanza de que no fuera él.

—Hola, Bel. Resultó algo en la ciudad, debo ir. No sé si me lleve mucho tiempo, pero puede que hoy los vampiros tengan fuerza, por la luna —suspiré, escuchándolo—. Lo siento, no podré llegar a tiempo.

Apreté mis labios, sintiendo un tanto de ira y de tristeza.

—Pero se suponía que tenías el día de hoy libre por ser tu graduación.

—Lo sé. No te enojes conmigo, por favor, también estoy disgustado, pero...

—La manada es primero —susurré en la línea, un tanto cansada de que la manada le quitara tanto de sí—. Bien, iré a casa por mis cosas y te espero en la tuya.

—Gracias —no dijo nada más, solo colgó.

Miré a Miranda con decepción.

—Debo irme, mandaron a Adrián con los vampiros —dije esto último susurrando, la preocupación incrementando.

Tuve que tomar un transporte porque había llegado a casa de Miranda en el auto de Kyle. Mi hogar estaba a oscuras cuando llegué. Me quejé, sacando mis zapatos para que no hicieran mucho ruido y así no interrumpir lo que fuese que estuviesen haciendo en su habitación sabiendo que ahí no tenían televisor.

Luna creciente (Precuela Cantos a la Luna)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora