CAPÍTULO 9| Belén

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—¿Me das un beso? —La diversión que Adrián estaba mostrando me molestó en gran manera. Su sonrisa era burlona y desafiante mientras mantenía su brazo pasando por el espaldar del asiento de su auto, sin permitirme bajar

—Adrián... —advertí entre dientes, incómoda porque sí sentía los ojos curiosos de las personas sobre nosotros. Sí, ya las noticias habían volado y yo no siquiera sé en qué momento me puse de novia.

—¿Le negarás un beso a tu novio? —Resoplé, mirando mis manos.

—Ni siquiera te dije que sí quería ser tu novia.

—Solo tienes que decir una palabra para hacerlo real.

Suspiré, mirándolo de nuevo.

—No me dejarás salir de esta tan fácil, ¿verdad? —pregunté por lo bajo. Él negó, acercándose un poco más a mí.

—Te dejaría en paz si no estuviera seguro de que también lo quieres. Está en tus manos aceptarme ahora que te quité esa barrera... Deberías decidirlo antes de que suene la campana para clases.

Torcí los labios, pensativa.

—Vuelve a preguntarlo. —Soltó una carcajada, llamando la atención de aquellos que pasaban hacia el interior.

Se acercó más a mí, sus ojos bajando a mi boca por un segundo.

—Belén, mi mejor amiga, la chica más hermosa que mis ojos han visto, ¿quisieras ser mi novia?

Curvé un poco los labios en una micro sonrisa.

—Espero que me lo pidas luego de una bonita manera, merezco más que eso, pero sí, por ahora me conformo con tus palabras.

Se rio, terminando por romper la distancia que quedaba entre ambos. En la revisión me habían quitado la férula, dejándome solo con unas gasas y la advertencia de que debía cuidarme de lo que me hiciera estornudar, no podía hacer deporte, pero no habían dicho nada de los besos, así que en cuanto Adrián juntó su boca con la mía la recibí de buena gana. Fue dulce conmigo, manteniendo un ritmo suave y para nada necesitado. Temía por lo que sucediese al entrar a clases y tuviera que alejarme de él para hacer mi día con normalidad, pero por ese instante no me importó lo que sucediera.

Adrián quería ser mío y mi corazón ya le pertenecía a él por completo.

Se alejó de mí, sus ojos entrecerrados.

—Te acompaño a tu clase, entonces.

Asentí, tomando mi mochila y dejando que él abriera la puerta por mí.

Había sido sincera con él al decirle que esperaba una mejor propuesta. No me sentía su novia, aunque el beso de segundos antes dijese lo contrario.

Tal como dijo, me acompañó hasta la puerta del salón de clases, dejándome segura en el interior. Miranda tenía esa clase conmigo, así que me fui a sentar directamente con ella.

Con su hombro me dio un golpecito, llamando mi atención mientras me dedicaba a sacar mi libreta.

—¿Ahora es oficial? Sabía que ese día no solo te había abrazado, tenías la mejilla mojada.

Jadeé, tapándome el rostro con mi libro.

—Adrián está intenso. Siento que más que pedirme ser su novia me pidió permiso para acosarme e ir detrás de mí todo el día. Y sí, oficialmente soy su novia, pero no quería que esto fuese... así. —La miré, pero ella solo se encogió de hombros

—No lo dejes que siga así, aunque no sé a qué te refieres. Te estás pasmando por Julia cuando bien podrías volver esta relación algo en serio, sin cohibirte de ir a besar a tu chico o abrazarlo porque tienes miedo de lo que puede pasar. —Abrí el cuaderno en una hoja en blanco y comencé a garabatear en las esquinas.

Luna creciente (Precuela Cantos a la Luna)Where stories live. Discover now