CAPÍTULO 14| Belén

822 56 0
                                    

—Por favor, señor Saavedra, yo se la cuidaré muy bien. Por favor —canturreó casi en el oído de mi padre. Yo, sentada en el sillón individual con mis pies vestidos en un par de medias en el asiento. No guardaba muchas esperanzas. Los chicos, incluida Miranda, se irían unas horas más tarde a la playa para celebrar el fin de curso y la graduación de los chicos. A nosotras todavía nos faltaban seis meses para terminar las clases y también graduarnos, pero nuestros novios estaban invitados, aunque eso no se le dijo a mi padre.

Solo sería, supuestamente, una salida de chicas. Nada de hombres.

Suspiré. Adrián estaba esperando en su casa una confirmación de mi parte para tomar su auto y recogernos a Miranda y a mí en su casa, donde se suponía que era el punto de encuentro con otra «chica». Mi mejor amiga llevaba en su intento de convencer a mis padres desde hacía media hora, sin resultados.

—No creo que no vayan a haber chicos. Tú ya tienes tu compañero, Miranda.

Ella dudó, antes de suspirar.

—Bien, puede que él sí vaya y sea quien nos llevará. ¡Pero es mi compañero, no el de Belén!

—Nada me asegura que el noviecito ese que ahora tiene mi hija se aparezca por allá. —Hice una mueca, mirando mi suéter a rayas rojas y amarillas.

—¿Ahora no lo llamas por su nombre, papá? —cuestioné con un tanto de rencor en mi voz. Odiaba la forma en la que había comenzado a referir a Adrián luego de conocer nuestro noviazgo.

No quería ni imaginar lo que haría si supiera todo lo que le escondía, comenzando por el celular hasta la mentira que le había dicho sobre ir a estudiar con Miranda cuando en realidad me había ido a casa de Adrián mientras sus padres no estaban.

—Señor Saavedra, usted mejor que nadie sabe que Adrián sale casi que todos los días a la noche de luna por los vampiros y siempre tiene cosas que hacer en la manada. ¿Quiere que Belén se quede estos dos días sola porque el novio que tiene no le puede dedicar tanto tiempo y sus amigos no estarán disponibles para ella? Eso es cruel. Yo sé que quiere proteger a su hija, pero yo se la puedo cuidar y Kyle también. Hace mucho Belén no va a la playa y eso que es un viaje de solo cinco horas.

Mi padre suspiró. Cuando pensé que diría que no me miró y miró a mi amiga.

—La quiero aquí el martes al medio día.

Jadeé, impresionada de que Miranda haya logrado convencerlo. Antes de que pudiera salir de mi estupor ella me tomó de la mano e hizo fuerza para llevarme a mi habitación para preparar mi mochila.

—¡Usted es el mejor, señor Saavedra, téngalo en cuenta!

Nos encerramos en mi habitación. Me quedé de piedra, todavía procesando.

—Mindy, no tengo bañador —susurré. No me había tomado la molestia de comprar un par porque estaba segura de que él diría que no.

—Eso no importa, podremos comprar unos en el camino.

Se tomó la libertad de hurgar en mi bolso para tomar el teléfono celular que seguía siendo un secreto para mi familia. Marcó el único número que tenía registrado.

—Uh, no me digas chiquitina a mí. —Espero la respuesta de mi novio al otro lado de la línea. Soltó una risita—. Ya, ya. Sí, es su teléfono y no sabías que era yo, pero tengo buenas noticias: logramos que el señor Saavedra dejara ir a Belén. Tienes una hora para prepararte tú y recoger a Belén mi casa. No tiene un bañador, por cierto. Soluciónalo.

Miranda armó mi equipaje en un santiamén, antes de que mi padre se arrepintiera. No cambié mi pantalón y mi suéter, solo me puse una camisilla debajo para cuando llegara. Casi que salimos corriendo de la casa.

Luna creciente (Precuela Cantos a la Luna)Where stories live. Discover now