Una vida siendo omega no siempre es de agradecer, menos aun cuando estas en las fuerzas militares de Japón.
Naruto un omega capacitado, decide entrar de forma voluntaria a un campamento donde su vida sera un infierno, solo para demostrar que los ome...
Agradeció los susurros y suaves respiraciones, las caricias suaves que están en su piel y el calor en su oscuridad...
Agradecido por todo eso y mucho más.
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—¡BASTARDOS! —rompió con fuerza la voz en ese campo lleno de alfas y omegas que temblaban con esfuerzo por todos los ejercicios realizados previamente, —¿Creen que esto les será fácil? ¡¿Creen que venir a la milicia fue la mejor opción en sus vidas?! ¡Me aseguraré de que se den cuenta de su error si es así!
El pelo rojo brillaba con fuerza bajo el sol y cierto rubio se divertía viendo el papel que ejercía con gracia, aunque en su interior sabía el hijo de puta que ese hombre podía ser, después de todo lo había vivido en carne propia.
Caminó sosteniéndose la espalda baja, la cara del alfa pelirrojo era poesía, sus ojos verdes se abrieron con gracia admirándolo en todo su esplendor.
Escuchó ciertos cuchicheos y uno que otro silbido, él solo pudo sonreír de medio lado y acomodarse sus gafas oscuras con cierta rudeza.
Sus placas rebotaban en su pecho, caminó con seguridad por toda esa arena que se levantaba a cada paso que daba, con orgullo en su porte se abrió camino.
—¿Capitán Sabaku no nos había dicho que estaba en la dulce espera? —se burló un alfa de rango inferior, Naruto no dudo en mostrar su inconformidad, Gaara..., Gaara fue peor, salió de su estupefacción, se fue contra él, agarrándolo de la solapa del uniforme y lo aventó al suelo de mala manera.
Todos ahí retrocedieron sabiendo los límites que habían cruzado en ese instante, Naruto sonrió de lado.
—Aquí no vienes a tener chismes Choji, ten cuidado con tu estúpida boca si no quieres terminar malherido.
Naruto se paró enfrente muy cerca de Gaara, bajándose los lentes para ver a todos los reclutas, vio como los omegas le devolvían la mirada, alguno de ellos sospechando quién era él, los alfas parecían más curiosos que otra cosa.
Pues no era normal ver a un omega embarazado en la base militar de los nuevos reclutas.
—Muestren respeto —gritó con fuerza Gaara, —Frente a ustedes está el capitán Uzumaki.
Los alfas se pusieron serios y admiró como los ojos de curiosidad se fueron de inmediato para poner una de total seriedad acompañada de respeto, los nuevos reclutas alfas prometían bastante, si solo al ser mencionado su nombre habían acomodado sus posturas y sus miradas, se sintió bien, se sintió tan condenadamente bien que no pudo evitar que sus emociones fluyeran, solo pudo sentir como un gorro era puesto en su cabeza, Gaara le miraba divertido retirando su mano de su cabeza y Naruto supo que sus orejas habían salido a la vista.
—Un honor capitán Uzumaki —gritaron todos los omegas haciendo una gran reverencia y Naruto casi se echó a llorar, las hormonas estaban tan altas que nadie podía culparlo.
