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Jeon Jungkook era un depredador nato, su abuelo y su padre lo entrenaron desde pequeño para que no tuviera piedad con el enemigo, no sentía culpa alguna cuando asesinaba al que se ponía delante para joderle la vida.

Lo de su temperamento con Yangmi era otra cosa, dos mujeres en su vida habían conseguido sacar ese lado protector y tierno que lo hacía parecer sensible en la intimidad. Lina fue la primera y ahora su amor eterno lo hizo sentir ese sentimiento con un poder tan alto que nunca creyó que existiera nada igual.

Pero en éste momento tenía que olvidar ese letargo que había durado ya veinte años, tenía que dejar ese sentimiento que lo hacía un perdedor en una escena como la que tenía ahora, debía sacar las garras y comportarse como el diablo despiadado que era ante el ser inhumano que quería hacer daño a los Juniors, sería su verdugo y la mismísima muerte en persona.

Cuando se trataba de peligro sacaba ese instinto animal que había hecho famoso a su Clan mafioso.

Al salir corriendo cogió una pistola cargada que había en el suelo, sería de algún soldado que murió en la explosión, ahora le serviría a él, otra más la tenía escondida en su costado derecho.... esa era suya y la tenía siempre pegada a su cuerpo, y se sumaban dos dagas que escondía en sus grandes botas negras.... era todo lo que necesitaba para ser un asesino despiadado.

Cada vez estaba más cerca, lo sabía porque escuchaba voces, sabía que la nacionalidad de los que tendría que asesinar era la china. Tenia que ser sigiloso y que nadie lo viera llegar al lugar, cómo decidieron explosionar el lado donde se encontraba antes junto a Yangmi las cámaras que vigilaban el lugar estarían destrozadas pero como no sabía si en el trayecto había más se arrastraba por el suelo en un intento desesperado de no ser visto, si las habían colocado en las paredes podía tener la oportunidad de no ser visto.

Ya escuchaba desde donde estaba el paso precipitado de los tipos que tenía ya bastante cerca, llegó al final dónde veía una bifurcación de dos caminos. Cerró los ojos como siempre hacía para escuchar lo que no podía ver pero si oir y empezó a contar los pasos, uno....dos....tres....su mente contó cinco personas y una más que cojeaba y se apoyaba en algo duro, ese sería el maldito con el que disfrutaría cuando lo matara sin miramientos.

Gateando un poco más llegó a ver por un extremo de las rocas el gran misil que hacía más de veinte años escondió el padre de Jimin. Una oleada del pasado le llenó el pecho.

A un lado estaban los Juniors, cerró los ojos y suspiró aliviado al saber que estaban vivos.

Estaban fuera de una celda de pie, su hijo abrazaba a la hija de Yangmi, la estaba protegiendo con su cuerpo, eso lo hizo sentirse orgulloso de él.

Sacó un explosivo del bolsillo del pantalón y quitó la anilla que lo cubría, con gran fuerza lo lanzó al otro camino de la bifurcación, se tiró al suelo y contra la pared contigua se protegía, se tapó el rostro con los brazos y un gran estruendo se escuchó acompañado de gritos y voces que llenaron el lugar.

Vio a dos tipos correr desconcertados hacia donde estaba él, seguro que querían saber que era lo que había ocurrido,  el polvo aún cubría el lugar y Jungkook sacó la daga que escondía en su bota derecha, cogió a uno del cuello y se lo cortó sin miramientos, lo tiró al suelo con fuerza porque ya estaba muerto. El otro estaba mirando alrededor y se percató de su presencia, sacó su arma para dispararle pero él le lanzó la daga llena de la sangre de su compañero sin contemplaciones, se la clavó en medio de los ojos, el tipo calló  en redondo al suelo, Jungkook llegó ante él con una mirada despiadada y le puso su gran bota en el pecho haciendo presión para que no se moviera, éste se retorcía de dolor, sin pensarlo dos veces le sacó la daga incrustada en su cerebro y se la volvió a clavar ésta vez en el corazón.

Ya quedaban solo tres y el que más ganas tenía de matar.... el anciano.

Sentía voces.... seguro llamaban a los dos que estaban inertes en el suelo. Entró con una rapidez asombrosa donde ya estaban todos.

—Papá —Jungkook Junior lo vio.

—Ya estoy aquí hijo, no te preocupes —le sonrió cuando otros dos tipos se acercaban a él con sus pistolas.

Se oyeron unos disparos pero no había que temer porque eran de Jungkook, él había disparado fulminado a los dos tipos. Miró a su alrededor y no veía a nadie más, quedaba otro y el desalmado, ¿Dónde estaban? Corrió hacia los Juniors que estaba atados y los desató.

—¡Papá... papá —su hijo se abrazó a él con todas sus ganas.

—Ya pasó todo hijo...

—Ella es Yangmi...

Éste la miró y con una gran sonrisa la saludó— hola...eres igualita a tu madre, eres igual de hermosa.

—Gracias señor Jeon —su sonrisa era igualita y sus ojos también.

Miró de nuevo a su alrededor y al ver que podían salir porque estaban solos les dijo:

—Nos vamos, aún hay peligro, no encuentro a las dos sabandijas que faltan.

—¿Y mi madre? —preguntó ella asustada, sabía que estaba allí, el anciano lo dijo— ¿Dónde está mi madre?

—Iremos a por ella, está con alguien que no dejará que le hagan daño —dijo Jungkook y miró a su hijo— cógela y vámonos, tenemos que salir de aquí lo antes posible.

Y sin más demora salieron hacia el lugar donde había alguien que no lo estaba pasando muy bien, el peligro aún no había acabado...

💜💜💜

Ya queda poco para el final...

Mafia Jungkook. Mi Vida, Mi AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora