VIII

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JUNGKOOK

Al fin llegamos a la mansión Jeon, era totalmente obra mía. Nadie había contribuido a su construcción excepto yo, era un regalo para la vista.

Salí del auto al exterior y me quedé admirando cómo se alzaba la edificación ante mí, me sentía poderoso y recargaba mi energía volver a casa.

Respiré hondo y...

—¿Pero qué haces? —miré a mi lado y estaba Yangmi cogiendo mi mano, la entrelazó con la suya.

Fruncí el ceño por verla ser tan descarada.

—¿Que es lo que quieres? —le pregunté y se me quedó allí parada y sin saber qué decir.

Sacudí mi mano y me solté de ella, empecé a andar hacia el interior deprisa. Había bastante espesor de nieve porque había nevado los últimos días.

—Señor Jeon espere —decía ella intentando coger mi paso, le era difícil andar porque no sabía hacerlo en este terreno nevado y porque sus piernas eran demasiado pequeñas para las mías— usted me dijo que no me soltara en ningún momento ni por ningún concepto. Solo ha sido por eso que lo hice, pero me ha mirado como si yo quisiera coger su mano —ya jadeaba porque le costaba seguirme, tenía que dar dos pasos mientras yo daba uno— y créame que esa es la última cosa que yo querría hacer en mi vida con usted, una persona que me ha privado de mi libertad y es mala.

Paré mi paso de pronto y tropezó conmigo a los pocos segundos.

—¡Oh! —se agarró a mi jersey.

Yo cogí su brazo y la puse de frente a mí.

—No tienes ni idea de lo malo que soy —bajé mi rostro al suyo y la miré a los ojos, ella tragó su saliva y se puso a temblar un poco— así que ahora subirás a la habitación que han asignado para tí y como la buena chica que eres, me dejarás un rato en paz que resuelva unos asuntos que tengo entre manos ¿Ok?

Asintió con su cabeza muy lentamente, se veía tan inocente que saber que era de valor para algo donde no saldría muy bien parada no me gustaba. Intentaría que le hicieran el menor daño posible.

El recuerdo de alguien vino hacia mí y la solté de golpe, toqué mi pelo y me obligué a olvidar lo que mi mente a veces sacaba para hacerme daño.

—¡Por fin llegó mi hermano preferido!

Me separé de ella, mi hermana IU llegaba con su peculiar sarcasmo. Yo le hablé seco y ni le saludé.

—Esta es Yangmi, quiero que te quedes con ella mientras yo me ocupo de unos asuntos en mi despacho, pero subiros a la habitación no quiero que esté por aquí abajo —me adelanté para irme pero mi hermana se me colgó al cuello. Maldita niña malcriada.

—Me da lo mismo si matas a medio ejército o si eres el mayor jefe de todos los jefes, pero yo soy tu hermanita querida —reía en mi oído.

Yo suspiré y rodé mis ojos.

—¿Que es lo que quieres ahora? ¿Dinero?

—¡Me ofendes! —ya estaba con el melodrama.

—Ok entonces si no quieres nada suelta mi cuello que tengo cosas que hacer.

—No pienses que es así —se dirigió a Yangmi— es sólo fachada, yo sé lo  bonito que es por dentro.

Yangmi miraba atenta y seria la estúpida escena que teníamos mi hermana y yo allí en medio.

—¡IU! ¡Suelta ya! Y deja tus payasadas, dios que molesta eres a veces —la solté de mí y me fui a mi despacho, no aguantaba las cachorreñas de una niña pequeña, cómo la que se comportaba mi hermana y su corto cerebro.

Llegué al despacho y lo primero que hice fue llamar a Taehyung. Kendall en cuánto salió del auto fue a comunicarse con Namjoon.

Yo necesitaba a Taehyung porque él tenía el más sofisticado equipo de rastreo en el mar.

Había recibido un mensaje sobre que el barco se había perdido en su trayectoria hacia la costa, le mandé buscarlo y que me informara de la situación. No podía perder ese cargamento, otro más no.

El senador Adams era nuestro mayor enemigo, lo fue de mi padre y ahora era el mío.

Si él supiera que por causas ajenas a mí tenía en mis manos a su hija se le quitarían las ganas de joderme la vida.

Jeon hay problemas con la comunicación los han perdido de vista, parece ser que están al lado contrario, entrarán por la zona sur.

—¿Quieres decir que alguien lo ha desviado de su trayectoria original?

Eso es Jeon, alguien nos estás jodiendo la existencia.

Mordí mi labio con fuerza y di un golpe en mi escritorio.

—Dile a Yoongi y a Jin que viajen hacia allí e investiguen la zona donde se supone que llegará el cargamento, a ver si reconocen a alguien.

—¿Y a Jimin que le digo?

Algo me decía que ese maldito tenía que ver con lo que estaba pasando con el cargamento.

—No le contéis nada por ahora, ya se lo diremos más tarde.

Muy bien, en cuanto sepa algo te lo diré, adiós.

¡Maldita sea! Si Jimin pensaba que iba a hacer las cosas a mis espaldas y yo no me enteraría de nada estaba más que equivocado.

Salí fuera para buscar a Kendall que no contestaba al teléfono, tenía que saber si Namjoon se pondría de mi parte.

Me encontré a mi hermana y a Yangmi sentadas en el sofá. Me acerqué a ellas con el humor de perros que llevaba por todo lo que estaba pasando y por ver que no me hicieron caso con lo de irse a la habitación que tenía para ella. Mi hermana era la peor de las dos, porque tendría que haber tomado el mando de la situación y no estar divirtiéndose con ella como si fuera nuestra huésped.

—¿Yo que te dije Yangmi? —alzó su mirada de la tablet que tenía IU en sus manos y se levantó rápidamente. Me miró con sus ojos miel asustada.

—No me acuerdo —dijo y me hizo fruncir el ceño. A mí no iba a venirme con esa cara aniñada.

—A mí me gusta que me obedezcan a la primera, repetir las cosas es demasiado cansado y me resta energía —me miraba sin pestañear después de mi regaño.

Al minuto me contestó.

—Y con lo grande que eres necesitarás bastante para parar tu mala leche —dijo y después se fue corriendo.

—¿Pero qué mierda...

—Uy hermanito, esa no es de las que se dejan intimidar —se reía mi hermana y corrió tras ella riendo.

Yo sólo me quedé mirando como subía las escaleras que daban al piso superior...

Mafia Jungkook. Mi Vida, Mi AmorWhere stories live. Discover now