XXI

7.1K 467 28
                                    

PASADO

—¿Nina no ves que estoy en un asunto muy serio? —decía Jungkook cuando estaba en su despacho leyendo unos papeles sobre un cargamento que tenía que recibir pronto.

—Estoy aburrida, tu hermana se fue ayer y no tengo con quién hablar.

—Está bien, ven aquí —nunca le haría sentir que no la amaba.

Ella se subió en su regazo y se miraron sonriendo. Llevaban juntos dos años, ella era la hija de uno de los mayores empresarios del país y Jungkook el hijo del mayor narcotraficante que nunca tuvo el mundo. Ayudaba a su padre y eso no le gustaba al padre de Nina que siempre había estado en contra de su relación.

Ella se había fugado de su hogar para irse con él, vivían juntos y en dos días sería la boda que los uniría para siempre.

Nina era de estatura pequeña y con actitud infantil, y Jungkook se había enamorado perdidamente de ella.

—¿Me prometes que cuando nos casemos estaremos juntos más tiempo? —Nina le peinaba el pelo con sus dedos suavemente, sus piernas pequeñas estaban presionando los grandes muslos de Jungkook.

Jungkook le cogió la cintura y le besó su cuello.

—Haré todo lo posible, pero sabes que tendré que viajar en numerosas ocasiones y no podrás acompañarme, ya te lo he dicho muchas veces, es muy peligroso para tí que te vean a mi lado.

—Pero yo quiero ir contigo —lo miraba triste para ver si así lo hacía enternecerse.

—Te prometo que tendremos un viaje espectacular en cuanto te conviertas en mi esposa, pero dónde iré después no podrás venir por mucho que insistas, no me perdonaría jamás que te hicieran daño —la besó de forma tan insistente que ella se dejó caer rendida en su fuerte cuerpo.

Se besaron por un tiempo.

—Te amo Nina, nunca me iré de tu lado así que no sufras niña tonta, te protegeré con mi vida si es necesario...

YANGMI

¿Pero qué mierda se había creído? Tenía que haberme ido lejos, tenía que haberle disparado, tenía que haberme matado mejor cuando tuve la oportunidad con ese arma que tuve entre mis manos.

Estaba tan enfadada con él y con su forma de haberme tratardo allí delante de todos, que solo pensaba en cosas sin sentido.

Me senté en la orilla de mi cama y empecé a llorar, tenía un nudo en la garganta que me estaba ahogando.

El señor Jeon tenía tantas personalidades a la vez que ya no sabía cuál era la verdadera, parecía protector y sin embargo se comportaba frío cuando menos lo esperaba.

Después de unos minutos me levanté y me quité el vestido, el maldito vestido que lo puso de mal humor cuando me lo vio puesto.

Cogí unos vaqueros y una camiseta básica y me los puse. Salí hacia su habitación y lo coloqué de nuevo en su caja.

Cuando regresaba por el pasillo me quedé quieta al verlo frente a mí. Nos quedamos allí parados cada uno con su mal aspecto.

—Ya lo he colocado en su lugar, no se preocupe que no lo he estropeado —se lo dije con desdén y negó con rabia como a veces hacía, intentaba controlar su mal genio.

—No toques mis cosas Yangmi, eso le pertenece a otra persona, no debiste coger lo que no es tuyo —la seriedad en sus palabras dejaba claro que era importante para él ese vestido.

Asentí con una sensación de vacío. Un simple vestido era más importante que yo.

Dió unos pasos y llegó donde yo estuve quieta para recibirlo.

—Tienes que bajar abajo, alguien te espera y quiere verte —empezó de nuevo con su peculiar mandato, creí que ya se había acabado esa forma de hablarme por lo cercano que lo había sentido la noche anterior. Pero no, todo volvió a ser lo mismo.

—No bajaré, desde hoy pienso estar en mi habitación hasta que encuentre la forma de salir de ésta maldita casa —dije enfadada, y es que él había sido el responsable de que me comportara de nuevo igual que cuando vine hasta aquí.

—Me importa una mierda lo que quieras hacer, vendrás abajo conmigo porque yo te lo mando —dijo aún más seco.

—¿Me va a presentar de nuevo como su prometida como aquel día hizo en la fiesta? —dije sarcástica— ¿Me va a usar hoy también como esa noche? Soy el enlace con el senador Adams ¿Verdad?

Torció su sonrisa y se acercó más a mí.

—No tengo tiempo para tus idioteces así que andando que nos esperan te he dicho —su autoridad ante todo siempre.

—¿Quiere hacerlo a la fuerza? Porque lo que es por mi propio pie he dicho que yo no bajo allí —dije en forma retadora.

—¿Crees que no soy capaz de arrastrarte porque hay gente ahí abajo? Me subestimas Yangmi, lo que yo ordeno se cumple sí o sí. Ya debías de saber cómo son las cosas por aquí —y empezó a andar hacia mí. Me iba a hacer pagar por lo enfadado que se encontraba.

Entonces me volví rápidamente y empecé a correr por el pasillo, era una tontería porque con sus piernas no tardaría en cogerme.

Y así fue, aún no había llegado al final del pasillo y ya me tenía agarrada por atrás, sus fuertes brazos me aprisionaban por la cintura.

—¡No iré! —le grité dando patadas hacia atrás.

—¡¿Te quedas quieta?! —me decía a voces— ¿No sabes comportarte? ¿Eres una salvaje acaso?

—¿Y usted qué es? Un tipo sin sentimientos que no sabe tratar a una mujer ¡Eso es lo que es! —le grité con las lágrimas saltadas a causa de la rabia y del dolor que sentía, me había hecho creer que era alguien especial dándome un beso y curando mi herida. Y ahora me trataba delante de todos de nuevo tan frío cómo la nieve que nos rodeaba desde que llegué a éste maldito país.

Me volteó con fuerza y me pegó a la pared, agachó su cabeza cerrando los ojos, después de un momento me miró de pleno, mordía su labio con rabia y apretaba sus dientes.

—Vamos abajo por favor Yangmi —se calmó un poco. Era un vaivén de emociones lo que estábamos sintiendo los dos—. No me lo hagas más difícil —quería sonar más tranquilo, respiró hondo y su aliento chocó con mi cuello al tener su cabeza echada hacia abajo.

—Estoy cansada de todo ésto —dije intentando parar mis lágrimas pero más caían.

Y yo —resopló cansado—. Sé que me estoy metiendo de nuevo con el pasado y hoy me lo has demostrado cuando te vi con ese vestido.

—Es que no sé de lo que me habla, no sé qué hice de malo.

—Vamos a dejarlo, no tengo ganas de seguir hurgando en la herida, ahora iremos abajo porque tienes que ver a alguien que hará que toda ésta maldita mierda acabe pronto, tienes que confiar en mí.

—¿Pero de quién se trata? Yo no conozco a nadie aquí en Rusia, no sé porqué siento que me estoy enredando en algo que hará que usted se salve mientras que yo voy a hundirme mucho más —me miró tan profundo que dejó a mi corazón tamborileando.

—Solo voy a decirte algo y es la verdad. Si llegan a hacerte un mínimo de daño mataré a la persona que lo haga con mis propias manos, ya sea la última jodida cosa que haga en ésta vida —pasó su mano por mi mejilla— y si llegaras a morir Yangmi...yo moriré contigo.

Abrí mis ojos al sentir sus palabras.

Tuve miedo de lo que eso significaba, miedo de lo que el destino me tenía preparado. Estaba metida en un mundo demasiado peligroso para una chica tan insignificante y tan miedosa como yo...

Mafia Jungkook. Mi Vida, Mi AmorWhere stories live. Discover now