Abro la cortina y de inmediato, los colores neones mezclados con la oscuridad del lugar, nos reciben. La música de Jazz mezclado con Blues; inunda el lugar algunas parejas bailan al ritmo con energía, pero lo más increíble y divertido de este club, son la mayoría de sus clientes.

—¿Acaso son...?—

Asiento, ante su pregunta no formulada.

—Así es— respondo— este un club de Drag Queens, pero con la mejor música de jazz que puede haber en Alemania—

Una mujer se acerca a nosotros, su maquillaje y peinado resaltan con su hermoso vestido color rojo carmesí brillante. Lleva múltiples joyas de perlas en sus manos y cuello, cuando me ve sonríe enormemente al reconocerme.

—Miren quien nos vino a visitar, nuestra joya favorita, ¿cómo estás, cariño? Saluda a mua—

La mujer me besa ambas mejillas de forma cariñosa, me río; aceptando su abrazo con fuerza.

—Me da gusto verte, Rote. Admito, que extrañaba este lugar—

—Siempre es un gusto verte, Schwarz— afirma con mucha emoción— eres bien recibida tu y tus amigas, a nuestro espacio especial. Aún las recordamos con mucho amor las demás bläschen y yo—

Entonces, su mirada se posa en mi esposo quien observa con curiosidad todo el lugar antes de mirarnos a nosotras.

—Mira nada más a qué bombón viniste a traer—

Se acerca hasta Enzo, con una enorme sonrisa; extendiendo su mano como si fuera la mismísima reina Isabel.

—Un gusto, cariño— habla con suavidad— me llamo Rote Blase, pero aquí todas me dicen Madame Rote

Con su habitual encanto y educación, mi esposo sonríe para tomar su mano y besar su dorso, como todo un caballero. Rote, se derrite ante él mientras que yo no puedo dejar de sonreír.

—Un gusto, Enzo Bianchi; para servirle bella madame— responde— debo decir, que se ve magnífica en ese vestido—

Rote, se pone un poco roja y aparta su mano, para abanicarse dramáticamente. Me río, ante su actuación.

—Ay, que caballeroso. Me sonrojo a tal cumplido— afirma— ya no se encuentran de esos, en ningún lado—

Me acerco a Enzo, colocando mi brazo en su cintura y una de mis manos en su pecho, sonriendo. Ambos nos miramos un momento, antes de que vuelva a mirar a Rote.

—Rote, el es mi esposo—

Los ojos de mi amiga, se abren con sorpresa.

—¿Esposo?— asentimos— ¡No puedo creerlo! ¡Ay, que emoción!— comienza a chillar.

Me río, cuando sus brazos me toman de nuevo en un abrazo estrujador que me saca ligeramente el aire. Cuando me suelta, se dirige a Enzo tomándolo por sorpresa también, besa sus dos mejillas.

—¡Estoy tan feliz por ustedes!—

Mantiene a Enzo, pegado con ella quien no deja de reírse ante la situación. Rote, lo mira con cariño y coloca una de sus manos en su pecho.

—Déjame decirte, bombón. Que esta mujer es maravillosa y que se merece toda la felicidad del mundo—

—Lo sé, madame— responde mi esposo— le prometo, que la haré feliz todos los días—

—Aww, eres un amor, bombón— dice Rote— lastima que ya no estás soltero, bien podríamos pasar un buen rato juntos...—

—¡Rote!— chillo entre risas— aléjate, no quieres verme como fiera en pleno celo—

Dolce amoreWhere stories live. Discover now