Capítulo 10

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Enzo

Mis ojos no pueden creer lo que ven, la imagen ante mí parece irreal, cuando llegaron a invadir la casa, desee con todas mis fuerzas que Karla se quedara en la sala médica y no viniera al saber lo que pasaba, pero al parecer no fueron escuchadas. Ver a mi esposa, enfrente de todos haciendo frente y honor a su título, es algo que nadie imaginaba, ni siquiera yo en mis mejores sueños. La miro de arriba abajo, no parece tener ninguna herida, mis ojos se detienen en sus manos, en la izquierda tiene su arma y en la derecha, un bisturí que gotea con sangre. Trago saliva, ante el significado.

Dime que no lo hiciste

Ruego para mis adentros

Dime que no mataste a alguien

La zorra de Rubí, mira sin creer que mi esposa le esté haciendo frente, con la herida de bala en el hombro que sangra sin parar, toda su valentía y burla se han ido al caño, cuando escuchó la voz de mi esposa en el lugar. Karla, la mira con una ceja arqueada.

-Entonces, querías conocerme, ¿no es así?- espeta de forma neutral y extiende los brazos hacía el aire, sonriendo- aquí me tienes-

-Tu...- traga saliva- no puede ser...-

-Oh, sí puede ser- su sonrisa se ensancha- me parece que pediste de mi presencia, pero quise venir sola, tus matones no fueron los más cordiales-

Rubí se levanta para quedar a la altura de mi esposa, ella es mi poco más alta que Karla, pero aún así la diferencia de poder se siente. La zorra, recupera su valentía y la mira de arriba abajo, sonríe.

-Tan insignificante...- espeta en su rostro- pensé que el Capo di tutti capi, tenía mejores gustos-

Mi esposa la mira unos segundos, para después soltar una sonora carcajada, se ríe hasta que le salen lagrimas. Coloca el arma detrás su pantalón, para jugar con el bisturí entre sus manos.

-Realmente- niega divertida- ¿ese es tu mejor argumento? ¿Qué soy insignificante?-

-Es la verdad- espeta la pelirroja, aún con su mano en la herida- se nota que no sabes de este mundo-

-¿Tú crees?- arquea un ceja en su dirección- es cierto, puede ser que no tenga mucho dentro de este mundo- se encoje en hombros- pero tengo un par de amigas, que me enseñaron varias cosas-

-No me digas- dice irónica, la zorra- ninguna es como yo, nadie me supera-

-Ignorando, tu falta de coeficiente intelectual- la sonrisa de Karla no se borra- ¿Mi cuñada? Es la emperatriz- comienza a enumerar- ¿Mi mejor amiga? La Reina de la Bratva- veo como los ojos de la pelirroja se abren por la sorpresa y se coloca a ponerse pálida poco a poco- ¿Mi otra mejor amiga? La Diabla- hace girar el bisturí en su mano- ¿Y yo?-

La mirada de Karla, se oscurece de nuevo, antes de que la zorra pelirroja lo prevea, la mano de mi esposa se cierra alrededor de su cuello con fuerza. Los ojos de Rubí, se abren por la sorpresa y trata de quitar su mano, pero su fuerza es inferior a la de ella, rápidamente la falta de oxígeno se hace presente en su rostro que se coloca del mismo color que su cabello. Mi esposa la suelta de golpe, haciendo que el aire llegue a sus pulmones, cae al piso en busca de oxígeno pero antes de que pueda hacer algo más, Karla, la toma del cabello para dejarla enfrente de todos nosotros, coloca el bisturí en su garganta justo en la carótida, sonríe.

-Soy la Dama de la mafia italiana- espeta, tomando con más fuerza su cabello, la zorra gruñe- por lo tanto, me debes respeto, ¿me oíste? Ahora- hace más presión en su cuello- dile a tus hombre que bajen las armas-

-Jamás lo haré- espeta la pelirroja- mucho menos, respetaré a nadie como tú. Soy yo la que debe ser la dama de la mafia italiana-

La sonrisa de mi esposa se ensancha 

Dolce amoreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora