Capítulo 24

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Enzo

Paso mis manos por mi cara, mientras el agua de la ducha cae por mi cuerpo, había sido un día agotador junto a las nuevas noticias acerca de los Caruso. Mi mente divaga ante varias imágenes, todas son de mi esposa con un pequeño niño con ojos azules.

Sería lindo

Desde que tengo memoria, siempre quise ser padre, me gustan los niños; claro ejemplo, son con mis sobrinos que los consiento con cualquier tontería que me piden, aunque me lleve los regaños de sus madres. Me río, mientras niego.

-Comienzo a creer que estás loco, si te sigues riendo solo-

Sonrío, cuando siento las manos de mi esposa en mi cintura para comenzar a subirlas por todo mi cuerpo. Me doy la vuelta, para ver su magnífico cuerpo mientras que las gotas de agua se deslizan por cada curva.

-Estoy loco- admito, se ríe- pero solo por ti, dea-

Sus mejillas se colocan de un color rojo suave, me río cuando me golpea en el brazo.

-Odio cuando te pones en modo romántico- sonríe- mis mejillas, al paso que van serán como dos tomates-

Arqueo una de mis cejas, antes de acercarme coloco mis manos en su cintura pegándola más a mi cuerpo, la beso suavemente.

-Entonces, ¿soy romántico?- digo- no pensé que fuera llegar a esa palabra-

Asiente, sin dejar de sonreír.

-Mucho- responde- me gusta, pero también provoca cosas que no son de placer sexual-

Me carcajeo al ver su cara de sufrimiento, sus manos no dejan de pasearse por mi cuerpo hasta mi trasero, el cual manosea a su antojo.

-Comienzo a creer que tienes un serio problema con mi trasero-

-No voy a controlarme- admite- es tu culpa-

-¿Cómo va ser mi culpa?- cuestiono- tu eres la que tiene sus manos en el-

Doy un ligero brinco, cuando encaja sus uñas en mi piel. Se ríe ante mi reacción.

-Pero tú lo tienes de ensueño, es un delito que lo tengas tan malditamente perfecto-

-Bueno, digamos que cosas tan legales tampoco hago- respondo- soy muy ilegal y peligroso-

Arquea sus cejas, acercando su rostro al mío, colocándose de puntillas para que sus ojos se conecten con los míos.

-¿Ah sí?-

Sonrío, pegándola más a mi cuerpo.

-Muy peligroso, dea- susurro- deberías alejarte...-

Mi cuerpo reacciona como siempre a cada caricia suya, son suaves como una pluma pero que te pueden llevar a la perdición.

Lo cual no me molestaría

-A mí me gusta lo peligroso- roza sus labios con míos- es oscuro y atrayente-

-Como nosotros-

Asiente, sin dejar tocarme.

-Como nosotros-

Tomo su cuello para terminar de estampar sus labios con los míos, gime en mi boca pero no se queja. Nuestras lenguas luchan por el control del beso, la tomo de los muslos para que enrolle sus piernas en mis caderas, estampo su espalda contra el azulejo de la ducha. Sus manos toman mi cabello, para que la mire.

-Todo mío-

Sonrío

-Todo tuyo-

Paseo mis manos por su cuerpo, hasta sus pechos pellizcando sus pezones con fuerza. Gime y arquea su espalda, pegándolos a mi pecho. Sin muchos miramientos, dejándonos llevar por la pasión mezclado con el deseo descontrolado, le penetro de una sola estocada. Ambos gemimos por el placer, comienzo a moverme de manera rápida y dura, entrando y saliendo de su interior.

Dolce amoreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora