Capítulo 23

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Karla

Pasaron algunas semanas desde que volvimos a Sicilia, después de pasar por el mausoleo de los padres de mi esposo, donde pude ver como se derrumbaba soltando otra parte de su dolor de hace muchos años.

Las cosas están mejorando.

Nuestro lazo, cada vez se está haciendo mucho más fuerte. Creo que el admitir nuestros sentimientos abiertamente el uno al otro, hizo que le diéramos ese plus al matrimonio. Sonrío cada día aún más, él sonríe cada vez más.

Estamos sanando poco a poco

Estoy en mi oficina de la sala clínica, revisando algunos expedientes de los pacientes. Veo como las enfermeras se mueven de un lugar a otro atendiendo a las personas, la gran ventana me permite ver cada movimiento, con el móvil pegado a mi oreja, para hacer reabastecimiento de suministros médicos.

La puerta de mi oficina se abre de golpe, me giro para ver a Olivia Caruso, entrando.

-Karla, necesito un favor...-

Asiento, mientras le pido un momento para terminar mi llamada con el proveedor de medicamentos. Cuando, termino me giro para verla, al ver su expresión de preocupación me alarma

-Vía, ¿está todo bien?-

Ella comienza a caminar de un lado a otro, hablando rápidamente que me hace difícil entenderle.

-Sí, es que no sé- habla- nunca habíamos hablando de tener bebés y ahora...-

-Olivia...-

-¿Pero y si lo estoy? ¿Cómo se lo diré a Guido?- niega- nunca me retraso y...-

-¡Vía!-

La pobre mujer, me mira con sus ojos abiertos por mi grito antes de soltar de golpe.

-Creo que estoy embarazada-

Arqueo mis cejas con sorpresa.

-Bueno...- comienzo- normalmente, eso pasa cuando...-

-¡Ya sé cómo se forman los bebés!- me espeta, me río por lo bajo- es que...-

-No lo esperabas-

Niega, suspira dejándose caer en la silla enfrente de mi escritorio.

-Nunca nos habíamos planteado la idea de tener bebés, bueno si- responde- pero Guido y yo, no crecimos en los mejores conceptos de familia, ¿entiendes?- asiento- el padre de mi esposo fue un hijo de puta que prácticamente obligó a su propio hijo a tomar el mando de la 'Ndrangheta- suspira- en cambio conmigo, padres drogadictos que vendieron a su hija para conseguir más droga-

Veo como sus ojos se cristalizan suavemente, sacude su cabeza como para sacar esos malos recuerdos.

-Cuando nos casamos, acordamos no tener hijos por que realmente no estábamos preparados para criar un bebé- la miro en silencio- no entendíamos el concepto de familia y sabíamos que seríamos un desastre peor que nuestros padres...-

-Bueno, Vía- digo- ningún padre es perfecto, eso claro está- aliento- pero eso no significa, que serán malos padres-

No continuo por que me interrumpe, se pone de pie para caminar de un lado a otro.

-¿Y lo peor? Es que llevo varios días, soñando con llantos de bebés y risas de niños- me mira- ¿No es eso una señal?-

Me encojo en hombros, sin saber realmente que decir.

-¡Ay, dio mio!- exclama- ¿Qué voy a hacer?-

-Primero, vamos a tranquilizarnos- se siente- segundo, ¿hace cuánto que no tienes el periodo?-

Dolce amoreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora