Capítulo 11

27.1K 1.9K 141
                                    

Karla

Bajo a la cocina, mientras dejo a Enzo, en manos de Katherine, sé que necesitan hablar a solas, principalmente por que estoy segura que, le de dará un buena tunda, más ahora que está en cama. No voy a mentir, estos dos días casi no he dormido por la preocupación de la salud de mi esposo, hubo momentos en los que su temperatura no bajaba y temía que no lograra hacerlo. Luego, estaba la misteriosa mujer que mencionaba entre la semiinconsciencia, no me preocupé mucho al respecto, suponía que era alguien importante en la vida de Enzo.

No imaginaba, que me contaría toda la historia detrás de ese nombre

-Hola, Celia-

-Hola, Karla- me sonríe- supe que la señora Becker, está de visita-

-Si- sonrío- lo más probable, es que Vivianne la haya mandado-

-Han sido buenos amigos, hace años-

-Lo sé- suelto un bostezo- necesito desayunar y tomarme otro café-

-¿Has dormido?-

-Entre ratos- admito, tapando mi boca cuando otro bostezo me llega- entre Enzo y los heridos, no he tenido tiempo de dormir-

-Mi niña, necesitas dormir- me dice- has hecho mucho por todos, pero también tu cuerpo ha pasado por mucho-

-Lo sé, Celia- me siento en una de la sillas de las isla- pero no puedo evitarlo, he sido enfermera durante diez años, he tenidos turnos peores-

La mujer coloca un plato con mi desayuno, junto a una taza de café. Me señala con el dedo.

-Es la última, taza-

Cruzo los dedos

-Lo prometo- sonrío, mientras le doy un trago a mi café- esto es la maravilla-

Desayuno en silencio, tratando de no quedarme dormida y que mi cabeza caiga de lleno al plato.

-Tenía miedo- confieso, mirando la taza- miedo, de no poder lograrlo y que la vida de mi esposo se fuera de las manos- niego- he atendido, heridas de bala, apuñaladas, quemaduras. Pero nunca me preparé, para ver a mi esposo en ese estado-

Celia me da una mirada compasiva, antes de envolver mi hombro en su brazo.

-Mi niña, es normal sentir miedo- asiento- pero estoy segura, que Enzo no tenía miedo alguno, sabía que tú eras la mejor para ayudarlo-

-Eso ayuda mucho- trato de sonreír- por cierto, está delicioso el desayuno-

Sigo desayunando en silencio, hasta que la figura de Katherine, aparece en la cocina con una sonrisa, poco después, un grito se escucha por todo el lugar.

-¡Voy a matarte, Becker!-

-¡Buena suerte intentándolo, amargado!-

La miro arqueando una ceja, ella simplemente se encoje en hombros aún sonriendo, toma asiento en la silla que está enfrente de la mía. Me mira un par de segundos, antes de soltar con su habitual poco filtro.

-Te ves de la mierda, ni hablar de la ojeras que te cargas- asiento- pareces un mapache borracho-

-Eso es un buen halago- espeto- no he dormido en dos días-

-¿Te dio problemas?-

-La fiebre no bajaba, se calmaba un par de minutos pero otra vez subía sin parar-

-Enzo me contó lo que sucedió, ¿cómo te sientes?-

La miro a través de mi taza de café.

-¿En qué aspecto?-

Dolce amoreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora