Capítulo 3

31.7K 1.9K 356
                                    

Seguimos caminando por Roma, no tarda en anochecer, Enzo me lleva por las calles de la ciudad mostrándome todo y contándome parte de la historia de los monumentos, me quedo mirando como idiota su perfil al oírlo hablar acerca del Palacio Barberini parece sentir mi mirada por qué me mira y me da un sutil sonrisa.

-¿Estoy hablando mucho?-

-No- sonrío- pareces disfrutar mucho de la historia-

Su mano toma la mía de nuevo y retomamos nuestro camino.

-Desde que tengo memoria siempre me ha gustado la historia- una sonrisa nostálgica- recuerdo que mi madre solía ir por las noches a leerme un cuento, pero le decía que mejor me leyera un libro de historia-

Su mirada se ensombrece de pronto y sacude su cabeza como si hubiera recordado algo desagradable, le doy un apretón a su mano como para decirle que aquí estoy.

-No tienes que seguir si no quieres- le digo- sé que tú y Vivianne han pasado por cosas difíciles, más por culpa de Francesco-

-Sí, las cosas no fueron sencillas para nosotros, más para Anne- hace una mueca y suelta un suspiro- ¿tienes hambre?- dice repentinamente cambiando de tema.

Asiento, pero antes de que siga su paso lo detengo de un tirón de su mano él me mira un poco desconcertado, atraigo su rostro al mio para besarlo suavemente.

-¿Sabes?, cuando quieras contarme todo, estaré aquí- le digo con una sonrisa suave- puedo ser paciente-

Me mira unos segundos como si no creyera lo que hubiera dicho, pero es la verdad, lo poco que he visto Enzo no tiene nadie que le brinde un soporte o una seguridad para soltar sus mierdas. Así como Rea con Sevastien, como Vivianne con Vladimir, incluso Katherine con Dominick, todas ellos han pasado por mierdas y han tenido a alguien que los sostenga cuando se desmoronan para brindarles su apoyo, pero Enzo.

Está solo

Al igual que yo

Creo que en eso nos parecemos.

Mis pensamientos son interrumpidos cuando los brazos de mi marido se ciernen alrededor de mi cuerpo, me quedo quieta un momento antes de que mis brazos se enrollen en su cintura su perfume invade mis fosas nasales. Siento como besa mi cabeza para después tomar mi rostro entre sus manos, sus ojos azules muestran ternura.

-Sei un bellisimo angelo- me dice en italiano.

-Non sono un angelo- respondo en su idioma - sono un angelo oscuro-

-¿Hablas italiano?- la sorpresa está teñida en su voz.

Asiento con una sonrisa, el me da la devuelve.

-¿Cuántos idiomas hablas?-

-Aparte del italiano, hablo el alemán, ruso, francés y griego, que es mi idioma natal-

-Sabía qué dea, era perfecto para ti-

-¿Cómo es que tu ya tienes un mote para mí y yo no tengo ninguno para ti?- hago un puchero a pesar de mis treinta y cuatro- ¡es injusto!-

Enzo se ríe de mi berrinche.

-Ya encontraras uno para mí-

-¿Qué tal osito?-

Mi esposo arquea una ceja en mi dirección.

-¿Tengo que cara de ser alguien tierno?-

-Cierto, eres un amargado- respondo encogiéndome en hombros-¿tesorito?-

-No-

-¿Amorcito?-

-No- aprieta sus labios para no echarse a reír- venga, conozco un buen lugar para cenar-

Dolce amoreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora