Dolce amore

Prólogo

Miro al hombre que está enfrente de mí, parpadeo un par de veces para asimilar la información que me acaba de dar entonces los recuerdos vienen a mí de golpe.

Hace un año

El seminario en Las Vegas

El bar del hotel

Unos ojos azules

Alcohol

Charla

Más alcohol

Una capilla

Elvis Presley

Sexo

Más sexo

¡Carajo!

-Dice usted...- digo todavía sin salir de mi asombro- ¿qué mi esposo me busca?- la palabra suena extraña cuando sale de mis labios.

-Así es señora, el señor desea hablar con usted para arreglar unas pequeñas cuestiones-

-¿Y porque no vino el personalmente?- digo con cierta irritación.

-El tenía que resolver unos asuntos, realmente se siente culpable de no poder a venir a verla, pero me pidió que la acompañara personalmente para que poder verla y puedan hablar-

-¿Dónde está él?-

-En Italia-

Eso hace que abra los ojos de golpe y trague saliva duramente, entonces caigo en cuenta a dónde quiere llegar doy un paso atrás mientras lo fulmino con la mirada al parecer el hombre se da cuenta por se acerca un poco más.

-Señora tengo instrucciones de llevarla hasta Italia-

¿Italia? Sobre mi cadáver sacaran mi trasero de Rusia.

-¡No iré!- digo con enfado- sin tanto le importa a mi "esposo"- hago comillas en la última palabra- hablar conmigo que traiga su trasero hasta acá, pero a mí no me sacan de Rusia-

El hombre se remueve incómodo, mientras suelta un suspiro siento cierta pena en hacer su trabajo más difícil saca su teléfono para hablar con alguien entonces yo aprovecho para empezar a correr.

-¡Señora!- escucho como grita, pero no me importa sigo corriendo.

Empujo a la gente para que me deje pasar, escucho los pasos del guarura siguiéndome aunque correr con tacones ya es un poco difícil no necesito no se interponga en mi camino sigo corriendo hasta que ya no escucho los pasos del guarura doy vuelta en un callejón entonces choco con alguien, caigo de culo hacia el piso levanto la vista para ver a la persona con quien coqué para encontrarme al guarura de hace un momento.

-Lo siento señora pero tengo órdenes de llevarla a Italia-dice agitado- ya sean por las buenas o por las malas-

Antes de que pueda procesar sus palabras me toma de las piernas para ponerme en su hombro, grito y pataleo pero nada funciona joder es como tratar de mover una roca camina para salir del callejón ignorando mis esfuerzos por liberarme cuando salimos del callejón hay una camioneta esperándonos, me aferro a la puerta de la camioneta para impedir que me suban pero el mastodonte me supera en fuerza cuando caigo en el asiento trasero el sube conmigo, para darle la orden al conductor.

-¡Arranca Flavio!-

La camioneta se pone en marcha a toda velocidad, me acerco a la otra puerta para abrirla me vale un carajo si salto cuando está en movimiento y me rompo un par de costillas antes de que pueda tomar la manija el guarura toma mis brazos para ponerlos detrás de mi espalda siento como enrollan mis muñecas con una cuerda, una vez que termina de atarlas se regresa a su lugar trato de deshacer el nudo pero el hombre las ato firmemente me dejó caer en el asiento soltando un suspiro de resignación.

-¿A dónde nos dirigimos específicamente?- pregunto una vez que estoy en el asiento de un lujoso avión, después de que me subieran en contra mi voluntad.

-Roma, Italia-

Después de unas horas de vuelo aterrizamos en Roma, miro por la ventanilla del auto la ciudad mientras nos adentrando a la ciudad después de lo que parece una eternidad llegamos a una mansión corrección a un castillo que está rodeado por árboles, la fachada es realmente hermosa el guarura que me secuestró me abre la puerta con esfuerzo logro salir porque mis manos siguen atadas a mi espalda pongo mis pies en el suelo pero tropiezo con algo, estoy a punto de caer cuando unos brazos se ciñen a mi cintura evitando mi caída.

-Dea-

Esa voz...

Levanto mi vista para encontrarme con un par de ojos azul celeste que eh visto unas pocas veces pero que son familiares.

-Enzo-