Capítulo 5

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Los rayos del sol me golpean en el rostro, gruño pero, no abro los ojos, me doy la vuelta para dormir un rato más, golpeo mi almohada para esté más cómoda pero está muy dura y al mismo tiempo suave, me aferro más a ella. Abro mis ojos suavemente para ver mi almohada, pero me doy cuenta que es solo Enzo, cierro mis ojos de nuevo para dormir un poco más.

-¡Oh, por dios!-

Grito y me alejo de golpe de la cama, las sábanas se enredan en mis piernas provocando que caiga al piso aún lado de la cama. Miro el techo de la habitación mientras mi cerebro se encarga de recordarme los acontecimientos de anoche.

Estoy en Italia

Con mi esposo

Tuve sexo salvaje y candente con él

Casi me disparan

-¿Karla?- la voz del italiano se escucha, pronto veo su cabeza asomándose por el borde de la cama- ¿qué haces en el piso?-

-El piso tenía frío y yo quería darle un abrazo- respondo con sarcasmo- ¿Qué no ves? Me caí-

Me tomo un momento para mirarlo, incluso recién despierto luce muy guapo el cabrón, sus ojos azules ligeramente cerrados por el sueño, su cabello despeinado, la barba de dos días y su voz ronca de recíen despertado.

-¿Por qué eres tan guapo y follable?- eso hace que se ría- Incluso en las mañanas eres tentación hombre-

-¿Apenas te das cuentas, dea?- sonríe con suficiencia

-Tu ego también despierta en las mañanas- ruedo los ojos.

-No es lo único que despierta tan temprano- le saco mi dedo del medio, en cambio solo se ríe más fuerte- ¿te quedaras en el piso?-

-Tal vez, es mejor compañía que la tuya- me acomodo más en el piso empujando la sabana.

Suelto un grito de sorpresa cuando Enzo toma mis piernas para echarme en la cama, reboto un par de veces antes de que su cuerpo aplaste el mio me debato para quitar su peso pero toma mis muñecas con sus manos para colocarlas encima de mi cabeza, me quedo quieto porque sé que su fuerza es superior a la mía.

No te hagas la idiota, bien que te gusta esta posición

Maldito subconsciente metiche, bien me gusta la posición pero no es algo que le admitiré abiertamente. Mi esposo acerca su rostro al mío.

-Así que, dea- susurra cerca de mis labios- ¿Soy aburrido?-

-Déjame pensarla...- aprieto mis labios para no reírme de su cara- si, eres un poco amargado y aburrido-

-Te azotaría ese hermoso trasero que tienes, pero tengo hambre-

Rápidamente sale de encima de mí para irse al baño, me quedo conmocionada uno momento antes de tomar una almohada para lanzársela golpea su espalda pero se sigue riendo.

-¡Idiota!- refunfuño- ¡No puedes dejarme así!-

-Claro, que puedo- saca su cabeza un momento por la puerta del baño, con una sonrisa de suficiencia- de hecho, ya lo hice- con eso cierra la puerta.

Entro al baño dispuesta a soltarle un par de verdades pero me quedo en mi lugar cuando lo veo en la ducha. Desnudo. Detallo como las gotas de agua bajan por su pecho, abdomen hasta perderse en su miembro, parece sentir mi mirada por que se da la vuelta. Sus ojos están dilatados con deseo y siento que la humedad entre mis piernas aumenta, sin pensarlo mucho más me quito el camisón y mis bragas, sus ojos no pierden a detalle cada parte de mi cuerpo. Entro a la ducha aún con su mirada en cada uno de mis movimientos, dejo que el agua bañe mi cuerpo desnudo.

Dolce amoreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora